Unas veces sufriendo, otras contenta. Eso es la vida. He luchado mucho siempre, y durante la Guerra Civil mucho más». Así de lúcida, aunque a ratitos pues la edad no perdona, aseguran sus hijas, ha llegado a los 100 años Leónida Bella. Nació un 15 de junio de 1916 y de eso hizo ayer cien años; por eso tanto sus dos hijas gemelas, Leo y Maria, como su hermana Felipa de 95 años, sus sobrinas, demás familia, amigos y vecinos decidieron regalarle una fiesta de cumpleaños y eso que muchos de los familiares tuvieron que desplazarse desde Valencia, pero la ocasión lo merecía.
Ya desde por la mañana la casa de Leo Bella fue un reguero de gente al que comenzaban a acudir familiares y vecinos. Y al adornado patio de macetas y plantas se fueron sumando más plantas y flores que iban portando las personas que hasta allí se acercaban, conocedoras del aniversario de Bella y es que cien años, no se cumplen todos los días. Ni todas las personas en Sant Antoni, municipio en el que vive Leo desde que llegó a la isla y donde puede presumir de ser la persona más longeva.
Leo Bella nació en Motos, una pequeña pedanía de Alustante, en Guadalajara y fue en 1942, cuando contaba sus 26 años, cuando llegó a Eivissa. Lo hizo de la mano de los Pons, una familia de arquitectos, y como cuidadora de sus hijos. Y fue en la isla donde conoció a Vicente Prats, de Can Roig, marinero de profesión y 14 años mayor que ella. Y aunque se tuvieron que separar un tiempo, finalmente Bella lo dejó todo por Vicente Prats y en 1950 se casaron. Dos años después nacieron sus dos niñas gemelas: Leo, «recuerdo de la parte castellana de la familia» y Maria «por parte de la familia ibicenca», así lo recordaban ayer ellas.
Y si bien ni Leónida Bella ni sus familiares parecían conocer ayer el secreto de la longevidad, sí que la relacionaron con el carácter alegre y optimista de Bella. «Siempre ha sido la primera, la más dispuesta para salir a cenar, para dar una vuelta o para pasarlo bien». Y es que coincidieron sus familiares en que a Leo Bella siempre le ha encantado bailar y cantar, «en especial jotas aragonesas».
Especialmente bien cuidada y atendida por sus hijas y muy arropada por el resto de familiares, Bella llegó ayer a sus cien años. Según los que la han tenido cerca, es una persona muy afable con la que «es bonito convivir». Quizás por eso acudieron ayer tantos vecinos que la besaban y abrazaban o que incluso se emocionaban al recordar que siempre ha sido «una buena mujer, muy solidaria», como lo hizo Paquita.
Una de sus sobrinas, Amalia de 72 años, quiso recordar que tanto su tía Leo como toda la familia siempre les han mostrado lo principal «la unión de la familia y cómo ser gente muy respetada por los demás que sin tener mucho, han sido mucho. Personas íntegras que nos han aportado valores».
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