Imagen de finales de los años 50, del grupo de ejercicios espirituales de Sant Jordi.

El próximo domingo 22 de mayo se celebrará la primera ballada popular en es Pou des Carbó. Se trata de un pozo que fue recuperado recientemente por el Consell d'Eivissa y el Ayuntamiento de Sant Josep y que será el escenario de esta jornada festiva que organiza para el evento el grupo folklórico de Sant Jordi de ses Salines. A partir de las 11.00 horas, están previstas distintas actividades como ball pagès, carros, comida popular, artesanos, juegos tradicionales o tir amb bassetja.

Con estas jornadas, se pretende emular las que tuvieron lugar antaño en las que, según se dice, sucedían al finalizar las siegas. «Los pozos eran comunitarios, pertenecían a varias fincas o vecinos y al acabar las tareas de las siegas, como generalmente se ayudaban unos vecinos a otros, pues llevaban a cabo un día festivo, con bailes y demás», así lo explica Pepita Torres, vinculada a la junta directiva del grupo de Sant Jordi desde casi sus inicios. Para Torres, fundadora y también parte de la junta directiva de la Federació de Colles de Ball i Cultura Popular d'Eivissa i Formentera desde sus inicios, la función que realizan estos grupos es la de «dar continuidad a unas tradiciones, recuperar los trajes, hacer cursos para enseñar a otras personas, etc. En definitiva, la recuperación de la cultura popular ibicenca».

No experta, pero sí «entusiasta» de las costumbres ibicencas, Pepita Torres se considera una apasionada de la cultura de la isla y en especial de sus expresiones relacionadas con los trajes típicos y telas. Fue por casualidad, y cuando sus hijos eran pequeños, que se unió al APA del colegio y esta circunstancia la llevó a pertenecer a la junta directiva del Grupo Folklórico de Sant Jordi de ses Salines desde el año 1985 aproximadamente. Desde ahí, siempre en la directiva, colaboró en la fundación de la Federació de Colles de Ball i Cultura Popular d'Eivissa i Formentera, de la que fue su primera presidenta y desde entonces ha ocupado diversos cargos en la junta directiva.

Y ha sido en estas agrupaciones donde Torres asegura que ha descubierto muchas de las cosas que, aunque había tenido en casa, pues todas las mujeres de su familia, empezando por su madre y su abuela, vestían de pagesa, nunca le habían interesado demasiado, hasta ahora. Fue al vincularse a este grupo folklórico cuando comenzó a interesarse por todo lo que envolvía a la cultura ibicenca, por sus tradiciones, por el origen de las raíces de la isla que la vio nacer. Sentía que necesitaba saber más y por eso, poco a poco, ha ido aprendiendo.

En este sentido, ha querido aclarar Torres Serra algunas de las declaraciones que se le atribuyeron en este medio con motivo de una mesa redonda sobre moda ibicenca que se celebró recientemente en Sant Josep. Entre ellas, Pepita aclara que desconoce que los hombres de Eivissa emigraran a Oriente, si bien ella asegura que siempre había oído hablar de que sus destinos fueran Cuba o Artentina entre otros. Por otra parte, también dice desconocer si estos hombres traían telas a sus esposas o que ellas las incorporaran a sus vestimentas tradicionales. Son varios los mitos relacionados con las ropas de pagesas, los colores de las telas o las cintas a los que Pepita Torres, entusiasta en la materia, no les concede credibilidad.

Lo que sí que tiene claro Pepita Torres es que desde que por casualidad se vinculara a la colla de ses Salines o a la Federació de Colles, «me gusta todo, quizás porque mi madre toda la vida se había vestido de pagesa y a mí no me gustaba, porque la veía distinta a las demás. Las madres de mis amigas no vestían así. Con el tiempo he llegado a querer al traje y a considerar que es un homenaje a ella. Cuando visto a mi hija, a mi nuera o a mis nietas me parece bonito. Todo esto me va entusiasmando porque supone una conexión con mis raíces».