La joven bailaora Leilah Broukhim comienza hoy un curso de flamenco en la academia de baile Paso a Paso que se prolongará hasta el domingo por la mañana. Será la tercera ocasión en la que esta bailaora, nacida en Nueva York de padres iraníes y sefardíes aunque afincada en España desde 2000, acudirá a Eivissa invitada por el también bailarín y profesor de la academia Miguel Barranco.
Broukhim se ha convertido en uno de los nombres más conocidos del flamenco en nuestro país gracias a su éxito, tanto dentro como fuera de España. No en vano, esta joven que llegó a este estilo «por casualidad cuando estudiaba para directora de cine en Nueva York», ha actuado en países de los cinco continentes desde Japón a Australia, pasando por Noruega, Suiza, Francia, Estados Unidos o Sudamérica, y ha producido con éxito varios espectáculos, entre ellos Dejando Huellas, presentado en el Festival de Cultura Judía de Cracovia, el Museo de Arte e Historia del Judaísmo de París, el Festival Flamenco USA de Nueva York, o el Festival Suma Flamenca de Madrid, o Embrujá que se estrenó con gran éxito en el XI Festival Flamenco de Torrelodones. Incluso, recientemente ha estado preparando un baile para una chica japonesa que se quiere presentar a un concurso de flamenco en su país.
Todo ello demuestra, según sus palabras, que el flamenco «es capaz de traspasar cualquier frontera». Algo que se debe, según Leilah, a la propia naturaleza de este arte. «Es muy especial por la pureza de su sentimiento y porque transmite a través del canto y del baile situaciones de la vida misma como el amor, el desamor, la vida o la muerte», confirmó la bailaora.
Una transmisión de sentimientos que se hace en directo «y con espectáculos que son siempre distintos unos de otros». Además, la neoyorquina asegura que también juega a favor del flamenco la gran cantidad de estilos, ritmos y palos que tiene, desde el taranto a la bulería, pasando por las seguidillas, la alboreá, los cabales o el fandango, y que ella maneja «mejor o peor, según como tenga el día». Sin embargo, si tiene que quedarse con alguno, la bailaora se decanta por «la soleá, porque es más pausada y tranquila y me permite expresarme y desarrollarme más en profundidad».
Conexión especial con Eivissa
Mientras reside en Madrid, desde donde prepara sus próximas representaciones – del 11 al 15 mayo en el Café Ziryab, el 17 y18 de mayo en el Festival Flamenco Corral de la Moreria, y el 31 de mayo la presentación de Dejando Huellas en el Festival de Cultura Judía de Copenhague –, Leilah Broukhim asegura que le encantaría acabar viviendo en Eivissa. A su favor juega que su madre, pintora, tiene casa aquí, y que tiene «una conexión especial con la isla».
Una conexión que, según sus palabras, se fundamenta «en los amigos tan especiales que ha ido encontrando durante los años y en la tierra, el mar, la playa y la naturaleza de la isla». Por ello, no descarta poder crear un espectáculo inspirado en la historia, los dioses y las leyendas pitiusas. Tiempo al tiempo. De momento, hasta el domingo, Leilah Broukhim estará impartiendo un curso de baile flamenco en la academia Paso a Paso.
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