Es por este motivo por el que la exportación del aceite de oliva de Eivissa no se valora como opción. El 95% de lo que se produce en la isla se vende aquí a través de distribuidores locales o detallistas. Existe alguna exportación, pero de carácter puramente testimonial para Joan Marí quien asegura que, «haría falta mucha más producción para poder hablar de exportaciones».
Mal tiempo
La Agrupación de Productores de Aceite de Oliva de Eivissa está formada por unas 105 hectáreas de olivos, de los que 60 están dentro de la producción integrada de Balears, 33 son de elaboración ecológica y el resto se dedica al autoconsumo.
Por lo que respecta a la cosecha de aceitunas de este año, según Joan Marí, «podría verse afectada por la meteorología».
Para el ingeniero técnico, «el tiempo cambiante o los inviernos muy suaves como el de este año, son indicadores de que podríamos tener problemas y seguramente algún accidente meteorológico en forma de granizo o fuertes vientos durante la floración de los árboles. Puede que posteriormente haya más mosca del olivo». Más que la sequía, para Marí, el tiempo cambiante es el que más puede perjudicar a la aceituna de Eivissa.
En cuanto a la calidad del aceite de la isla, el ingeniero y asesor de la agrupación, considera que las marcas están consiguiendo calidades constantes. «Hablamos de un 0,1, 0,2 o 0,3 grados de acidez anuales. Incluso hay marcas que repiten sus datos en los análisis de control para el sello Aceite de Eivissa», informa.
La particularidad más destacada del aceite producido en Eivissa es para Joan Marí «su frescura» ya que se consume dentro del año de producción, algo que se considera un valor añadido de este aceite en comparación con cualquier otro viejo de la Península. «Es realmente muy notable la calidad de un aceite que se acaba de producir que la de otro que ya pueda tener dos o tres años como es el caso de algunos de los que nos encontramos en la Península».
En lo referente al sabor, y como media de los análisis existentes, el de Eivissa posee un sabor afrutado medio, un amargo que depende de la producción , pero normalmente marcado y un picante intenso, explica Joan Marí.
Cata de aceite
Y después de los datos, se procedió a la esencia de una cata básica de aceite de oliva. Para ella fueron necesarias unas pequeñas copas de color azul casi opaco. El motivo, según Marí es que los catadores expertos dicen que el color del aceite no es importante. Además, «estos vasitos permiten calentar con las manos el aceite antes de olerlo y probarlo, algo esencial para conocer sus propiedades», ilustró Marí.
El resultado de la cata: la alta calidad del aceite virgen extra de Joan Benet. Por otra parte, su alto porcentaje de la variedad de aceituna alberquina y menor de piqual en el decoupage, suponen en el aroma de este aceite los matices a tomate y a almendra verde. Finalmente, en el sabor, el de Joan Benet es un aceite dulce, algo amargo y picante al final.
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