Por otra parte, se había dado la orden de comenzar a servir los 80 kilos de sardinas una hora antes de lo previsto, no fuera a ser que comenzara el mal tiempo y no se les pudiera dar salida a los alimentos, explicaban desde la asociación de vecinos. Finalmente, con permiso del viento, la ceremonia se celebró con total normalidad y fueron numerosas las personas que acudieron a ver el animado duelo.
Una sardina, la de este año, que tuvo aires de Carmen de Mairena, «hasta el martes no nos desvelaron el secreto de la sardina. Es espectacular, muy moderna y mide unos dos metros. Este año es plateada y tiene unos morros pintados a lo Carmen Mairena. Realmente es una sardina muy cabaretera», comentó el presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de Es Clot de Vila, Pepe Pérez, antes de que la sardina se convirtiera en cenizas, «hoy la vamos a quemar toda, no va a quedar nada», advirtió, y así fue.
La temática de este año fue El Cabaret, «la sardina lleva un tocado tipo cabaretero y los bailarines también vamos vestidos en la misma línea», comentó Pérez, que forma parte del equipo de bailarines de Es Clot.
Diez años
Ya son 10 años del entierro de la sardina y los encargados de hacerla han sido siempre Toni y Basilio. Cada año han decorado este pez con diferentes indumentarias y tamaños, «llevamos 10 años con el entierro y cada año vamos a más, y la sardina cada año es más grande. El primer año, que fue el de los recortes, sólo sacamos la cabeza y la raspa de la sardina, fue una indumentaria muy comentada, pero este año ya está bien hermosa y bonita», explicó el presidente de la comunidad.
A partir de las 19,00 horas empezó la fiesta en el Parque de la Paz, con música de ambiente y apertura de las barras hasta que a las 20,00 horas el cortejo fúnebre salió del local social y empezó su recorrido por las calles del barrio. Concretamente, pasaron por la calle País Valencià, Navarra, calle Murcia, y Josep Riquer i Llobet para desembocar en el Parque de la Paz. El cortejo fúnebre fue cogiendo adeptos a cada paso, los vecinos se volcaron y acompañaron a las plañideras, con peinados y detalles vistosos, en su recorrido hasta llegar al Parque de la Paz. Allí se le puso el trono a la sardina y los vecinos le ofrecieron un espectáculo de baile protagonizado por unos 30 bailarines. Canciones de Luís Aguilar o la conocida Que me coma el tigre de Lola Flores provocaron los bailes en el escenario y fuera de él.
Tras el baile se procedió a la quema la sardina de más de dos metros, de la cual sólo quedaron cenizas. Luego el encargado de amenizar la fiesta fue Ricardito con el Son Cubano hasta la medianoche.
Una fiesta en la que se repartieron de forma gratuita 80 kilos de sardinas asadas, es decir, unas 1.300 sardinas, además para los que no les gusta el pescado pudieron comer bocadillos, pizza o diferentes tapas en las barras instaladas en el Parque de la Paz. Una fiesta que como su mismo organizador indicó «cada año va a más».
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