Los niños de Sa Joveria disfrutaron de los juguetes que ellos mismos confeccionaron con materiales traídos de cada casa. Foto: TONI ESCOBAR

Ahora que vivimos en una sociedad consumista es especialmente importante concienciar a los niños sobre la necesidad de reciclar, y qué mejor manera de hacerlo si además se lo planteas como un juego, en lugar de una obligación. Esa es la idea que siguen los talleres de juguetes reciclables en el CEIP Sa Joveria, donde a la vuelta de navidades es una tónica habitual realizarlos con la ayuda de algunos padres de alumnos.

Justo después de las vacaciones, cuando se han dado el atracón de regalos, regresan al cole para aprender que hay también otra manera sencilla, creativa y medioambiental de poder divertirse. “Estos talleres cumplen la función de luchar contra el consumismo y de que enseñarles a los niños que también pueden elaborar sus propios juguetes”, como antaño, según explica Marina Lua Ferrer Miralles, profesora de inglés y tutora de segundo B.

En su caso, además, añade que este año en lugar de hacer juguetes tradicionales Marina ha planteado el tema de los malabares. “La temática es libre pero este año me apetecía probar con algo nuevo y me acordé en los malabares porque es algo con lo que pueden jugar fácilmente en el patio después”.

Así, se imprimieron varias fotos con los nombres e imágenes de los malabares: boleadoras, aros, bolas y diábolos, “después cada uno escogía los dos que más les apetecía hacer”. Algo que va muy acorde con la filosofía del colegio, ya que en lugar de obligar dejan que los niños desarrollen su creatividad, “siempre pueden escoger con el objetivo de que no se ‘cuadriculice' la enseñanza”.

Materiales de casa

De esta manera, cada niño se anotó los materiales que necesitaban y los trajeron de casa “porque es importante que aprendan a reciclar y a concienciarse”. Los botes de actimel sirvieron para las boleadoras, empleando bolsas de basura para hacer las franjas; cartón y cintas para los aros; globos con arroz fueron convertidos en bolas y el diábolo se creó a base de la parte de arriba de las botellas, palos y cintas. No obstante, al no ser juguetes con los que están familiarizados, algunos de ellos no triunfaron, como los palos chinos, “porque no los habían visto nunca y no los conocían, entonces no les llamaron la atención”. Entre los más populares estuvieron las boleadoras, claro que reconoce Marina que “les suele condicionar el gusto del profesor y yo al enseñar mis boleadoras pues muchos quisieron elegir esas”. Claro que también triunfaron las bolas, aunque algo menos los aros y diábolos.