El madrileño José Luis Santafé no parece el comisario del Cuerpo Nacional de Policía en Eivissa. Y más si nos espera para la entrevista en la puerta del gimnasio Nirvana de Platja d'en Bossa vestido con chaqueta, camisa blanca sin una arruga, pantalón vaquero, zapatos de diseño y gafas de sol. Alto y fuerte, podría pasar por un actor de cine e incluso, a sus 51 años, por modelo de las principales marcas de ropa.
Además, su trato cercano y amable, también desmonta el mito que muchos tenemos sobre los mandos policiales. Una forma de ser que consiguió al haberse criado en el barrio de Malasaña, actualmente una de las zonas más famosas de copas de Madrid pero antaño conocida desgraciadamente por ser uno de los lugares por los que entró la droga en la capital. Lo cierto es que nuestro aspirante a Sardina Negra de esta semana viene de una familia humilde y eso se nota. Su padre trabajó en una empresa de componentes electrónicos llamada Standard hasta que se vio prejubilado y envuelto en juicios para que le pagaran todo lo que le debían y José Luis, con quince años empezó a compaginar sus estudios nocturnos con varios trabajos. Fue mozo en una empresa de transporte, conductor de furgonetas y camiones, taxista durante unos pocos meses y cuando tenía tiempo ayudaba en su casa ganando algo de dinero poniendo copas en los bares del barrio.
Sin embargo, ser policía le tiraba demasiado y a los 25 años decidió que quería dedicarse a ello. Hizo la carrera, superó todas las pruebas y tras pasar dos años en la academia de Ávila, hizo los méritos suficientes para entrar directamente como inspector en lo que antiguamente se conocía como Cuerpo Superior de Policía. Desde entonces ha pasado casi por media España, incluyendo Canarias y Palma, donde tiene familia, y ha trabajado para, entre otras cosas, la seguridad de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la coordinación de seguridad de la delegación española en el Mundial de Alemania de fútbol.
Ahora, tras dos años como comisario del Cuerpo Nacional de Policía en Eivissa este exportero del Rayo Vallecano en categoría juvenil, aficionado a series como Starsky y Hutch, Los hombres de Harrelson o Corrupción en Miami, seguidor del Real Madrid “pero sin forofismos” y admirador del astronauta español Pedro Duque, se marcha de nuevo a Palm. Eso sí, lo hace únicamente por motivos personales “porque el cuerpo me pedía quedarme mucho más tiempo aquí”.
-Está a punto de hacer las maletas y volver a Palma ¿Nos va a echar de menos?
-Por supuesto que sí porque creo que han sido dos años muy buenos en los que se ha trabajado muy bien. Desgraciadamente no he tenido más remedio que marcharme y vuelvo a Palma por motivos personales, nada más. Realmente el cuerpo me pedía quedarme un tiempo más con los ibicencos.
-Es que Eivissa es mucho Eivissa. ¿Qué es lo que más va a extrañar de la isla?
-Muchas cosas. Me encantas sus playas y como es la ciudad de Eivissa. Me encanta que sea relativamente manejable y que viva siempre volcada al mar. Eso para un madrileño como yo, criado en un barrio céntrico de la capital, entre calles estrechas y altos edificios, es muy importante.
-Hablando de Madrid. Usted nació en Malasaña, un barrio que hace tiempo era bastante conflictivo. No parece muy normal acabar de policía…
-(risas). La verdad que no pero lo mío siempre fue vocacional. De hecho creo que probablemente sea el único policía que ha dado el barrio de Malasaña en toda su historia. Y es que lo normal era correr delante de los agentes, molestarles y hostigarles. Tenga en cuenta que ahora es un barrio conocido por sus restaurantes y bares pero cuando yo era niño era una zona muy conflictiva conocida desgraciadamente por ser uno de los lugares donde entró la droga en Madrid. De hecho, muchos de mis compañeros de clase o de barrio murieron a causa de una sobredosis de heroína.
-¿Y a usted porque no le dio por seguir ese camino?
-Hubiera sido lo fácil pero se sumaron muchos factores. Mis padres me animaron a seguir estudiando, empecé a trabajar muy joven y además siempre me dio por defender a los más débiles.
-¿Si? Si era igual de fuerte y alto que ahora sería un privilegio tenerle de aliado…
-(risas). Sí. A los quince años era bastante fuerte y siempre cuando había una pelea me ponía del lado del que más recibía. Y es que el bullyng ya existía antes de que se lo bautizara con nombres pedantes en inglés. Era lo que toda la vida se ha conocido como la paliza de un abusón a un débil.
-Y de ahí a policía. ¿Ha dicho que fue por vocación o era porque quería parecerse a algún personaje de la televisión o del cine?
-(risas). Hombre lo mío fue vocacional. Siempre digo que para mí esto es como un sacerdocio salvando las distancias. Pero sí es cierto que también me influyeron algunas series de mi adolescencia y juventud como Starsky y Hutch, Los hombres de Harrelson o Corrupción en Miami.
-Y ahora con el paso de los años y con su experiencia. ¿Qué piensa de las series? ¿Se ajustan mucho a la realidad?
-Se ajustan más de lo que nos pensamos aunque como es lógico también se centran mucho en el entretenimiento para ganar audiencia. Suelen olvidar algunas de las partes más aburridas del trabajo de un policía como las horas de investigación o de escuchas telefónicas. Prefieren quedarse con lo divertido y lo que es espectacular, que es lo que vende.
-¿Corrupción en Miami también se ajustaba a la realidad?
-(risas). Más de lo que piensa. Aunque no se lo crea yo tengo la edad suficiente para haber visto a muchos compañeros míos vestidos igual que Don Johnson. Y es que aunque ahora nos parezca surrealista aquello era un icono de modernidad.
-¿Y la serie El comisario? Bastantes españoles pensaron durante mucho tiempo que todos los jefes de policía eran como Tito Valverde…
-(risas) Bueno puede ser. Lo cierto es que es una de las series españolas que mejor ha reflejado nuestro trabajo. Se ajustaba bastante a la realidad.
-Todo ha cambiado mucho en los últimos años. Mi abuelo fue Policía Municipal de Madrid y viendo como son los agentes de hoy en día no sé si él hubiera pasado las pruebas físicas…
-(risas). Bueno eran otros tiempos. Antes se llevaba otro tipo de agente, más inteligente y tal vez algo más regordete, y quizá ahora haya demasiado postureo, dicho con cariño. Cada vez más los agentes se cuidan más, frecuentan los gimnasios y están más en forma.
-¿Cómo se trabaja hoy en día en la Policía Nacional? ¿Cómo es su día a día?
-No tiene muchos secretos. Entro a las ocho y cuarto de la mañana y lo primero que hacemos es poner en común todo lo que ha sucedido el día anterior para analizar en qué lugares se necesitan más o menos esfuerzos y destinar los efectivos necesarios para reducir la delincuencia. En este sentido creo que es fundamental la presencia policial en la calle.
-¿Por intimidación?
-Por supuesto. Mira yo en ocasiones he mandado a agentes a vigilar a algún raterillo en la puerta de su pensión y su sola presencia le ha intimidado para que no cometa delitos. Es igual que cuando pedimos un carnet a alguien que consideramos sospechoso o conocemos. Sólo con eso, la persona se marchará de allí porque creerá que en cuanto haya un robo vamos a pensar que ha sido él y vamos a ir a detenerle. Además, el tiempo en el que se está desplazando a otro sitio no está cometiendo delitos.
-¿Y cómo es trabajar en verano en Eivissa?
-bueno no te voy a negar que es complicado porque hay mucho volumen de gente y eso siempre atrae a mucho ladrón de poca monta que está esperando el descuido. Afortunadamente en estos dos años no hemos sufrido muchos delitos importantes y hemos conseguido llevar a cabo operaciones muy importantes como la desarticulación hace dos años de una banda de italianos relacionados con la mafia y el año pasado a un grupo de butroneros que trabajaban como un grupo militar. Además, durante este año y toquemos madera, no ha habido ningún asesinato.
-Pero tendrán que trabajar muchas horas…
-Bastantes. Muchos días en verano más de diez y doce seguidas pero nosotros, los agentes de la Policía Nacional no cobramos las horas extras. Se las regalamos a los ciudadanos. Por eso te digo que muchos de estos agentes son completamente vocacionales. Si no, no se podría entender.
-¿Y han notado los recortes?
-No mucho la verdad. Al ser Eivissa un sitio turístico y con tanto nombre tenemos la suerte de que se van cubriendo las bajas que tenemos. No nos podemos quejar en absoluto.
-Con toda la gente que pasa por Eivissa en verano y con los destinos que usted ha tenido, ¿se ha encontrado con algún delincuente conocido?
-(risas) Te vas a reír pero sí. En Eivissa he visto algunos ladroncillos de poca monta que roban en el metro de Madrid e incluso, una vez me encontré con un hombre que robaba en Canarias y en Palma. Alucina.
-Con el trabajo que desarrollan. ¿No cree que a veces sólo se ve lo malo en la Policía?
-Desgraciadamente. Siempre digo que nosotros tenemos que ser los que más tenemos que dar ejemplo. Una manzana podrida puede acabar por echar por tierra toda una plantación. Y eso no lo podemos permitir, tanto por los ciudadanos como por nosotros mismos.
-¿Y con los antidisturbios? ¿Pasa lo mismo con los agentes de antidisturbios? ¿Sólo se saca lo negativo?
-Puede ser. Siempre digo que hay que estar ahí aguantando, esperando, mientras los que tienes enfrente te dicen de todo. Hay que estar muy bien psicológicamente para aguantar sin saltar. No justifico nada pero invito a los que nos critican a que se pongan en nuestro lugar. Yo mismo he sido escupido, he recibido insultos de todo tipo, se han metido con mi familia y he recibido pedradas por parte de manifestantes que no tienen ningún fin democrático sino simplemente ir contra el sistema. Y eso no se puede permitir.
EL TEST
Un libro
Los gozos y las sombras de Torrente Ballester
Una película
Alien, el octavo pasajero
Una serie
Corrupción en Miami
Un cantante o un grupo
El disco Si no hubiera que correr de Revólver
Una persona a la que admira
Pedro Duque, el astronauta
Un color
Rojo
Un plato de cocina
Cocido madrileño de mi madre
Un deporte
El que hago en el gimnasio para mantenerme en forma
Un lugar de la isla donde perderse
Cala Sant Vicent. Allí tengo tantos amigos que me tienen adoptado
Un viaje que nunca olvidará
El que hice al Mundial de Alemania de fútbol como coordinador de la delegación española de seguridad. Conocimos ciudades como Leizpig, Kaiserlatern, Stutgart o Hannover.
Un objeto fetiche
Mi placa de policía. La misma desde el primer día.
Una manía
Dicen que soy pesado y que estoy muy encima de la gente
Un defecto
Mil y uno. Imposible quedarme con uno.
Una virtud
Perseverancia
Un sueño por cumplir
Viajar al espacio
LA PREGUNTA
-¿Un objeto fetiche?
-Mi placa de policía. Tengo la misma desde que me la dieron cuando entré en el cuerpo. La tengo golpeada y dañada pero por más que me dicen que la cambie siempre sigo con la misma. Tengo la sensación de que me trae buena suerte.
5 comentarios
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Suerte!!! Vei que perdemos una gran persona y un enorme profesional. Gracias por su trabajo
Andale, ¡qué cansino eres con tus apreciaciones a cual más boluda!.
el uniforme marron desaparecio en 1992 para q cuadre
Me cae bien pero hay una cosa de la entrevista que no me cuadra. Si desde que accedio a la policía ha venido teniendo la misma placa insignia es imposible que accediese al Cuerpo Superior de Policía cuyos miembros recibieron una placa que desaparecio al unificar ese cuerpo con el de la policía nacional, unos iban de paisano y los otros de marrón.
Es una pena que se vaya. Siempre ocurre igual: lo bueno nos deja. Espero que no envíen a otro como el anterior