El Consell d'Eivissa y el Ayuntamiento de Vila pretenden desempolvar del cajón el proyecto de adecuación y mejora del primer cinturón de ronda (E-10) para poner en marcha su licitación a la mayor brevedad. El objetivo conjunto también sería, según fuentes del Consell Insular, incluir esta reforma en el nuevo Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de la ciudad y actualizar el anteproyecto a las necesidades actuales de la ciudad.
Los planes de la Conselleria de Territori i Mobilitat pasan por trabajar conjuntamente con los técnicos del Consistorio ibicenco para adecuar el viejo proyecto de Albert Prats y ponerlo en marcha «cuanto antes».
Precedentes
Tras un año de bloqueo por falta de financiación, el Consell que entonces presidía Xico Tarrés recibió en 2009 una dotación de 4,9 millones de euros para desatascar el proyecto de reforma y conversión en avenida urbana del primer cinturón de ronda de Vila.
En diciembre de ese año, Tarrés, junto a la alcaldesa Lurdes Costa y el conseller Albert Prats presentaron el ambicioso anteproyecto de remodelación, que abarcaba desde la rotonda de Can Sifre hasta el comienzo de la carretera de Santa Eulària. El conjunto de la remodelación estaba cifrado en 23 millones de euros, aunque se contemplaba a largo plazo. Para la primera fase, que estaría ubicada entre las rotondas de ses Figueretes y Can Misses, se preveía una inversión de 6,1 millones.
En la misma se incluían nuevas aceras a ambos lados de la calle y la implantación de un paseo central de 14 metros de anchura para peatones y un carril-bici. Además, se proyectaba la creación de aparcamientos laterales.
En lo que respecta a la circulación viaria, la velocidad máxima de conducción pasaría de 80 km/h a los 50 propios de una vía urbana.
La tramitación de la reforma se ralentizó y Albert Prats no presentó el proyecto hasta 2011. Su ejecución contemplaba la ampliación del espacio para peatones y ciclistas a través de la reducción de la anchura de los carriles de circulación y de la creación de un espacio central con un paseo y un vial específico para bicicletas.
Asimismo, se debía suprimir el puente elevado situado en este tramo y se crearían zonas de aparcamiento con puntos de recarga para vehículos eléctricos, además de placas solares y alumbrado de bajo consumo para fomentar el ahorro energético. Las obras debían comenzar en enero de 2012 y estar listas en 12 meses.
La crisis y los recortes aplicados por el PP tras su llegada a las instituciones enviaron el proyecto a un cajón que ahora quiere reabrir la Conselleria de Mobilitat en colaboración con el Ayuntamiento de Vila.
Durante la pasada campaña electoral, una de las preocupaciones que le transmitió el comisario Santafé al entonces candidato socialista Rafa Ruiz era la «gran velocidad» a la que transitan los vehículos en el primer cinturón de ronda. Y éste no es el único riesgo que presenta la nueva ‘muralla' de la ciudad, como conocen a la E-10 en Can Botino.
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