—¿Por qué han empezado una campaña para promocionar la donación de sangre?
—Hemos sabido por la prensa que han bajado las donaciones y aprovechando que ha terminado la temporada de verano y la gente tiene más tiempo, pensamos que era el momento de hacer una campaña de donación de sangre. Además, la empresa que tiene alquiladas las vallas publicitarias de Can Misses y Ses Païsses nos la ceden. Nosotros no podemos aspirar a pagar una valla porque vale mucho dinero.
—¿Y con la Fundación del Banco de Sangre no hacen campañas?
—No, porque no está firmado el convenio. En 2012 nos presentaron un convenio cuyas cláusulas van en contra de la Ley del Voluntariado. Nos reunimos la junta directiva con los voluntarios y les preguntamos sí estábamos de acuerdo y dijeron que no porque decían que teníamos que poner a los voluntarios a su disposición. También nos pedían que aprovechemos nuestro entramado social para darle el refrigerio al donante. Eso es inconcebible, porque les corresponde a ellos porque venden la bolsa de sangre y con ese dinero tienen que cubrir sueldos, gastos de propaganda o refrigerios de donante. Si se hacen cien convocatorias de extracciones anuales, cómo vas a pedir a los comerciantes un centenar de veces que te regalen productos. Puedes hacerlo una vez para una diada.
—¿Y los motivos que da la Fundación de que se trata del control de las subvenciones?
—No queremos dinero, queremos que nos traten como los voluntarios que somos. Me hubiera gustado que nos dieran los datos de las personas que van a donar sangre porque con esos números podemos hacer la entrega de premios pero no quieren por la ley de protección de datos. Aunque la gente es altruista, le gusta que le de una medalla de oro o de plata.
—Pero hasta 2012 habían firmado el convenio.
—Ha ido progresando a peor y ha habido un momento en que ya es inaguantable.
—¿Quién les ayuda con la promoción de la donación de sangre?
—Nos ayudan los ayuntamientos de Eivissa y tengo apalabrado también que el año que viene nos ayudará el Consell.
—Pero con campañas como esta ayudan a la labor de la Fundación.
—Nuestra idea es que no falte la sangre en los hospitales. No promocionamos la donación de sangre para la Fundación sino por el pueblo de Eivissa y Formentera. Ellos son los profesionales. Ganan dinero con las bolsas de sangre y ellos tienen que pagar el refrigerio. Queremos dedicarnos a la promoción de la sangre.
—¿Han tenido contacto con la Fundación después del cambio de legislatura?
—Me gustaría poder hablar con ellos pero con estas cláusulas del convenio no podemos hacer nada.
—¿Han detectado que han bajado las donaciones?
—Por la prensa y, además, tenemos muchas quejas de los donantes. No están contentos con el refrigerio. Hay quejas de que los llaman de masiado, creando alarma. Ellos piensan que dando alarma va a ir la gente, pero llevamos 50 años de experiencia y se darán cuenta de que ese no es el camino. La primera vez que llaman con una alarma irás corriendo pero al tercer día no.
—¿Y por el refrigerio?
—Nosotros comprábamos barras de pan, tortillas de patatas, embutidos pero ellos lo compran todo envasado y si quieren lo coges. Nosotros, como voluntarios, preparábamos los bocadillos. Se queja el donante de toda la vida, pero el que ha empezado hoy no. Entre esto y la forma de llamar a la gente., Además, nos preocupábamos de que si se conocían los grupos de donantes para convocarlo. Ahora no, es por orden alfabético y como una consulta. Son pequeños detalles que se van sumando. Tampoco querían que acudieran a los niños. Son la cantera. Yo iba con mi padre que era donante de sangre y cuando cumplí los 18 años de edad ni me lo pensé porque para mí era normal ser donante de sangre. Cada cosa que hemos hecho un logro durante 50 años nos la tiran atrás. No se puede estar imponiendo. Medio siglo de experiencia sirve para algo.
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