Nueve meses esperando la noticia. Es el tiempo que lleva Mari Carmen Torres y su familia detrás de esa llamada de la Guardia Civil que les informe de la detención del hombre o mujer que atropelló mortalmente a su madre la tarde-noche de frío 17 de enero.
Aquel fatídico día, un coche se llevó por delante la vida de su madre, Catalina Roig Riera, mientras cruzaba con su carretilla la carretera que une Santa Gertrudis con Eivissa.
El golpe resultó mortal. El cuerpo de Catalina, de 77 años, quedó tendido en el asfalto. El conductor del vehículo, lejos de pararse y socorrer a la víctima, se dio a la fuga.
En un primer momento se habló de un coche pequeño de color oscuro. La Guardia Civil activó un dispositivo de búsqueda durante varios días pero, poco a poco, las esperanzas de la familia Torres de saber cómo es el rostro de la persona que atropelló a Catalina se ha ido evaporando.
El dolor vuelve a golpearles en días como el miércoles, cuando se enteran de la muerte de otra vecina de la isla por un atropello, esta vez en la carretera que une Santa Eulària con es Canar.
La víctima, Eulàlia Ferrer, como Catalina, perdió la vida cuando caminaba cerca de su casa. En ambos casos el atropello se produjo en torno a las 18.30 horas, cuando caía la noche. Pero hay una diferencia abismal entre un suceso y otro. La tarde del miércoles, el conductor del Nissan Terrano que atropelló a la vecina de es Canar se detuvo y permaneció en el lugar del accidente, atendiendo los requerimientos de los agentes mientras la UVI móvil trataba de salvar la vida de la víctima del atropello.
La Guardia Civil de Tráfico le realizó las pruebas de alcoholemia y de drogas y el resultado fue negativo.
La investigación apuntó que la vecina de es Canar, de 82 años, caminaba por la carretera con ropa oscura e invadió incorrectamente el carril por donde circulaba el hombre de 39 años, que no pudo hacer nada por evitar el impacto.
Eulàlia se suma a la lista de nombres víctimas de atropellos, aunque el caso de Catalina continúa abierto. «Al principiob teníamos esperanzas de que dieran con el conductor pero ahora, después de tanto tiempo...», señaló Mari Carmen, de Can Torres, quien, no obstante, espera que la Guardia Civil resuelva algún día el caso de su madre.
Tres víctimas en 2014
En el 2014 fueron tres las mujeres muertas víctimas de un atropello en las vías de Eivissa.
La lista de atropellamientos mortales se abría el 12 de abril. Una mujer de 82 años falleció tras ser arrollada por un vehículo en la carretera de Sant Jordi a ses Salines, en Sant Josep de sa Talaia.
A consecuencia del atropello, la mujer quedó inconsciente y sufrió un traumatismo craneoencefálico grave, así como hundimiento torácico, que finalmente le causaron la muerte.
Un mes más tarde, una mujer de 84 años fallecía tras ser atropellada en la carretera que une Santa Gertrudis con Sant Miquel.
Según la investigación, la víctima cruzó la carretera por un paso de cebra cuando la luz del semáforo estaba en rojo.
La investigación dio por resuelto todos los casos, excepto uno, el de Catalina Roig.
1 comentario
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En mi opinión, los ayuntamientos deben de realizar más inversiones en los pequeños núcleos urbanos, para evitar este tipo de calamidades. Mas luz y aceras en las carreteras, más semáforos discrecionales, con sus correspondientes pasos de cebra, y también dotar de más medios humanos y técnicos a la policía municipal, que debería de poder tener radares móviles y poderse dedicar a apostarse en los márgenes de las carreteras para controlar y sancionar si así lo precisan a todos aquellos conductores que hacen caso omiso de los límites de velocidad. También se deberían de hacer iniciativas informativas municipales de cara a los vecinos, susceptibles de sufrir estos accidentes, es decir personas mayores que viven cerca de las carreteras, y que suelen atravesarlas durante el día y la tarde noche. Ninguna de estas iniciativas, ni otras parecidas, se han puesto en marcha a día de hoy, con lo que el reguero de victimas sin duda, va a continuar. Este problema, tiene solución, la sociedad civil, juntamente con los políticos, tienen que ponerse las pilas. Nuestros mayores no merecen acabar como un perro, tirados en mitad de una carretera. Más dinero, más medios, más conciencia. Empiecen ya.