Aunque ya no exista arena emergida merece la pena venir hasta esta porción de costa salvaje que pertenece al Área Natural de Especial Interés de es Amunts. Hay que sudar para llegar, pero cuando veas esas aguas cristalinas darás por bueno todo el esfuerzo. Además, si el estado de la mar acompaña, podrás darte un baño revitalizante, muy probablemente en solitario, y nadar entre aguas llenas de vida, sobre rocas inmensas plagadas de luminosas plantas submarinas. En fin, que merece la pena caminar esos treinta minutos ladera abajo para llegar hasta aquí. Otra de las razones para venir es el famoso puente de piedra, la ‘catedral de Aubarca’ y la no menos curiosa cueva de la luz.
PLAYAS DE AUTOR
CALA D'AUBARCA: La cala agreste de es Amunts
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