El lunes empezamos la semana mirando de reojo el surrealismo y la provocación de Albert Pla y Diego Cortés en Las Dalias. Su actuación dejó momentos de auténtico delirio. Pero la realidad de los siguientes días demostró, una vez más, que puede superar con creces cualquier ficción, incluso la surgida de la iconoclasta e irreverente mente del cantautor catalán.
Tras meses de euforia, apoyada con todo tipo de cifras que prometían la madre de todos los récords en materia turística, el lunes nos despertamos del sueño con la contención de la Federación Hotelera respecto a las previsiones de ocupación. La euforia desatada previamente debía moderarse, pues los números apuntan que serán similares al año anterior. La ocupación será prácticamente plena en temporada alta. En todo caso, crece la oferta ilegal, y el reto se sitúa en llenar los meses menos fuertes, como octubre.
Tras este pasito atrás en las apreciaciones económicas, la actualidad política nos hundió un poco más al saber que los sueldos de los consellers atascaban de nuevo las negociaciones entre PSOE y Podemos. Era la segunda vez que los socialistas no aceptaban la rebaja propuesta por la formación de Pablo Iglesias. Que las conversaciones para formar un gobierno parezcan más bien un diálogo patronal-sindicatos para negociar un convenio salarial es un mal síntoma.
El miércoles, toda Eivissa quedó absolutamente asolada ante el cruel asesinato de una mujer en Sant Antoni. Apareció en su casa degollada de la manera más vil. Al día siguiente, dos ibicencos aparecían en Santa Eulària muertos por sobredosis. Ambas noticias causaron conmoción a propios y extraños en una isla que a veces parece casi inmune a crímenes, atropellos y fechorías de toda índole.
Quién reaccionó el jueves fue el Partido Popular. Aturdido desde la debacle electoral, tardó tres semanas en dar un paso al frente como la formación más votada. El resto de partidos no se ponían de acuerdo. Era lógico que tendiera la mano al PSOE, especialmente viendo que algunas diferencias con Podemos (sí, los sueldos) parecían insalvables.
Vicent Torres (PSOE) tardó menos de 24 horas en rechazar la oferta del PP y otras 24 más en alcanzar un acuerdo programático con Podemos. El tema de los salarios del Consell, se dejó para otra ocasión: para el final, concretamente. La fecha límite: el 3 de julio, cuando debe proclamarse el nuevo gobierno insular. Antes, el 30 de junio, una asamblea ciudadana deberá ratificar lo que hayan acordado PSOEy Podemos. O sea, habrá suspense hasta la última escena.
Llegamos al final de la semana con el estómago del revés y la cabeza apabullada, como si bajáramos de una montaña rusa. Buscamos un alivio y lo encontramos en el visto bueno del Consejo de Ministros a la depuradora de Eivissa en sa Coma y al anillo que unirá las principales desaladoras de la isla. Un pequeño (¿) sorbo de agua fresca –que, por cierto, llega décadas tarde- para aliviar la sed de buenas noticias. Y eso que el verano acaba de empezar.
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