Según han informado desde el Ayuntamiento, las inspecciones han tenido como objetivo evitar los riesgos para la seguridad ciudadana producidos por la venta ilegal de la pirotecnia. Agentes de la Policía Referente descubrieron que en algún local estaban suministrando petardos a menores de edad, actividad prohibida por legislación vigente. Tras varias pesquisas policiales, los agentes localizaron el establecimiento donde suministraban dichos artefactos, programando una inspección en todos los locales de características similares en el municipio.
Tras asesorarse con la intervención de armas de la Guardia Civil sobre el protocolo a seguir para la incautación y posterior destrucción de los artefactos pirotécnicos, los agentes de la Policía Local de Sant Antoni procedieron a realizar una inspección simultánea en tres locales y se incautaron de un total de 4.600 petardos dispuestos para su venta en lugar no autorizado.
Entre los principales peligros de esta práctica, se encuentran «la manipulación sin conocimiento del material, el nulo control de calidad o un mal estado de la carga explosiva». En ese sentido, han recordado que la venta de estos productos está restringida a establecimientos especializados y en cada elemento existe una edad mínima para su manejo en función de su peligrosidad, que oscila entre los 12 y 18 años.
Ahora, las personas infractoras se enfrentan a multas por infracción grave que pueden alcanzar los 30.000 euros, tal y como recoge la ley que regula la venta de artículos de pirotecnia y cartuchería.
Los agentes, tras realizar las inspecciones, procedieron a remitir las actas de inspección al órgano competente así como a dar cuenta del material incautado a la intervención de armas de la Guardia Civil, quienes serán los encargados de la destrucción del material incautado.
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