Son frutas que aportan pocas calorías y cuyo componente más abundante, después del agua, son los hidratos de carbono. Pero sobretodo son apreciadas por su sabor y porque evocan el inicio de la primavera. Concretamente, es entre marzo y mayo cuando se concentra el 80% de la producción de fresas en España. Aunque echando un vistazo rápido a los puestos de fruta del Mercat Nou de Vila, cualquiera diría que esta fruta encuentra ahora su máximo esplendor. «Están hermosas y sabrosas y cuando las veo así las compro», comenta Rosa Marí, ante una frutería con su bolsa de fresas en mano. Otra compradora, María Sáez, añade: «Las vi ayer y pensé ¡que bonitas están!. A mi marido y a mi nos gustan las fresas grandes y éstas de Huelva están muy buenas».
Los vendedores coinciden en que ahora es el momento ideal para llevarse esta fruta. «La fresas empiezan a llegar en diciembre, pero son de menor calidad y caras, entre 12 y 15 euros el kilo. Ahora están en su mejor momento: grandes, bonitas y a menos de la mitad de precio, a 5 euros el kilo», detalla el frutero José Manuel Blanco, orgulloso de sus fresas procedentes Palos de la Frontera.
En la actualidad, la producción de fresones onubense representa más del 65% del volumen nacional. «Las de Ibiza salen más en verano, hacia junio y julio. Es una fresa más pequeñita pero también es muy buena», aclara el vendedor Joan Tur.
De cosecha propia
Por ahorro, por eliminar los químicos de la dieta o, simplemente, por hobby hay quien prefiere cultivar sus propias frutas, verduras y hortalizas. El puesto del gallego José Manuel Blanco ofrece a los clientes esta posibilidad. De momento pone a la venta planteles de cebolla, a 3 euros el manojo de 100. Pero su estante de semillas ampliará pronto esta oferta: «pimiento, tomate, melón, sandía, berenjena, pepino… son algunos de los tipos planteles que pondré a la venta entre marzo y abril», explica.
Ismael Ríos es uno de los clientes de Blanco que practica esta alternativa ecológica y asegura que le da muy buenos resultados: «He llegado a coger cebollas de 1 kilo 200 gramos». Ríos admite que requiere dedicación, pero asegura que, aún así, compensa: «Uno no sabe lo que realmente come y ya que tengo estiércol y terreno prefiero cultivar yo mismo todos los alimentos posibles».
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