Ayer se celebró el Día Universal del Niño. Hace 25 años se celebró una convención que marcó un antes y un después en la historia al reconocer a los más pequeños como personas con derechos que se deben de respetar del mismo modo que los de los adultos. Y a día de hoy, sólo dos países no han firmado el acuerdo, Somalia y Estados Unidos, y aunque se han logrado considerables progresos aún queda mucho trabajo por delante. «Hemos logrado parar la mortalidad infantil pero a pesar de ello más de 17.000 pequeños mueren al día por causas que se podrían evitar como una vacuna, una nutrición adecuada o agua potable», explicó ayer a este periódico Carmen Fano, presidenta de UNICEF en Eivissa.
Fano destacó que actualmente los principales focos de atención son África y Oriente Medio, aunque aún siguen abiertas emergencias que «nunca se cerraron» como Haití o Filipinas. «Se van consiguiendo cosas, sobre todo con campañas de vacunación entre los menores de cinco años y que han conseguido evitar entre 2 y 3 millones de muertes pero desgraciadamente conflictos bélicos como los de Palestina o enfermedades como el ébola echan rápidamente por tierra el trabajo de tantos años», aseguró. Concretamente, Fano hizo hincapié en Liberia, «donde se habían logrado grandes avances pero la enfermedad que ha dejado a miles de niños infectados, sin familia y totalmente marginados por una sociedad que les tiene miedo por si pudieran estar contagiados».
Igualmente, Fano destacó el esfuerzo de organizaciones, tanto internacionales como nacionales, por acabar con la desnutrición infantil en los rincones «más olvidados». «En nuestra sociedad estamos acostumbrados a comer un primero y un segundo pero no nos damos cuenta que hay países donde familias enteras no tienen un trozo de pan que llevarse a la boca y donde mueren miles de niños por desnutrición».
Además, la alerta se dispara cuando según algunos indicadores, como el Arope de Unicef reflejan que estos problemas están más cerca de lo que creemos. Incluso, el PSIB denunció en agosto «la situación de riesgo de pobreza entre los menores de 17 años» en Balears donde, según sus datos, afecta a 72.732 niños, el 37,8% de la población infantil de la comunidad. Una cifra que, según la portavoz de bienestar social socialista, Conxa Obrador, es casi siete puntos más que la media española. Estos indicadores coinciden, casi fielmente, con un informe publicado por Unicef en 2013 en el que se alerta que el aumento del paro en las cuatro islas repercutió directamente en el aumento del riesgo de pobreza infantil, «colocándose en un 28% respecto a la tasa nacional del 24,4%».
Y es más, Carmen Fano cree que esos datos en Eivissa y Formentera pueden ser mayores por la temporalidad laboral. «Vivimos en islas en las que se trabaja muchísimo seis meses y en las que se vive gracias a las ayudas del estado durante los otros seis y como éstas no son muy altas cada vez hay más casos de niños que rozan el riesgo de exclusión social, que no comen bien e, incluso, que dejan de hacer actividades porque sus padres no tienen dinero para ello», se lamenta la presidenta de Unicef.
Por todo ello, aseguró que «es necesario que todos los factores de la sociedad se involucren más ya que cada uno tiene un papel que desempeñar, desde las políticas públicas de los gobiernos a los programas de Responsabilidad Social de los sectores privados, y que al mismo tiempo, se establezca una estrategia para atender al riesgo de pobreza infantil en Balears a través de políticas sostenibles en el tiempo con un amplio compromiso político».
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