Bajo el halo de misterio que envuelve la festividad de Tots Sants se presentó ayer en sociedad la asociación de vecinos Els Molins de Puig d'en Valls en la sala polivalente de la localidad santaeulaliense. La primera gran actuación de esta agrupación sin ánimo de lucro que encabeza la francesa Jocelyne Calafat Roig fue un taller de collares de gominolas en el que se trataron de «recuperar las recetas y costumbres de las abuelas ibicencas». «En este día [31 de octubre] era tradicional la 'trencada' de frutos secos y que los abuelos se reunieran en casa para contar historias y hacer galletas, caramelos o collares de chuches. Las historias sobre la mitología ibicenca eran muy divertidas», explica Calafat, quien lamenta que «la tradición se haya perdido para dar paso a los disfraces de Halloween».
La asociación Els Molins, que cumple casi 11 meses de existencia, pretende servir de «enlace» entre el Ayuntamiento de Santa Eulària y los vecinos de Puig d'en Valls porque, en opinión de su presidenta, «la gente busca la diversión en Eivissa porque no la encuentra en el pueblo». Calafat quiere que Puig d'en Valls recupere «el dinamismo» y se convierta en una población «activa». «Se habla mucho de deporte porque hay clubes importantes de baloncesto, balonmano o fútbol, pero no hay mucha oferta en otro tipo de cosas». Con el entusiasmo de revitalizar Puig d'en Valls emerge una asociación que por el momento conforman unas 70 personas. Y lo hace coincidiendo con la festividad de Tots Sants, «el día en el que se encuentran dos mundos, el de los vivos y el de los muertos», puntualiza Jocelyne, quien presentó la asociación junto a la secretaria Yolanda Costa, la tesorera Azucena Cano y las vocales Gloria Gomila y Maribel Roig. También asistieron a la puesta de largo de esta agrupación vecinal la consellera de Participación Ciudadana, Carmen Domínguez, y Toñi Picó, regidora de Litoral y Playas del municipio de Santa Eulària.
La asociación tiene múltiples inquietudes y propuestas. Ha organizado diversos talleres, como los de cocina, de 'orelletes' y 'flaó', o el de dibujo, y anhela un pueblo «más limpio, con menos tráfico y con más parques para los niños». Por el momento, la asociación ya ha encandilado a los más pequeños, que no es poco, con los dulces típicos de la época.
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