Los comensales prueban productos locales ante la atenta mirada de Joan Benet (al fondo a la izquierda), cicerone del evento.

Los comensales prueban productos locales ante la atenta mirada de Joan Benet (al fondo a la izquierda), cicerone del evento.

Rubén J. PalomoEivissa27/10/14 0:00
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A medio kilómetro de Sant Josep se encuentra una de las cinco almazaras que abastecen a la isla con uno de los mejores aceites de oliva virgen extra que se producen en el Mediterráneo. Es trull de Can Benet, una hermosa finca con cerca de un millar de olivos (105 de variedad picual y 720 de arbequina), acogió ayer a unas 70 personas para degustar los manjares locales como parte de las jornadas gastronómicas 'Saboreando Octubre', una deliciosa ruta gastronómica y cultura organizada por el Consell d'Eivissa desde el pasado día 20 y hasta el próximo domingo.

La actividad, armonizada por la colla de ball pagès, llegó precedida de una excursión por los alrededores de la finca en la que se explicó a los asistentes el origen y el método de producción de este oro líquido que baña buena parte de los productos de la isla.

Entre sorbo y sorbo del agradable tinto de Sa Cova, los visitantes cataron el irresistible pan tostado bañado en aceite con una suave sobrasada artesanal y la ‘trencada' de frutos secos propia de la estación otoñal.

Juan Pep Ribas, más conocido como Joan Benet, es el propietario de la explotación y quien da nombre a la marca de un aceite «que es típico de la zona de Sant Josep y Sant Agustí». Se trata del segundo año que Benet ejerce de anfitrión de este tipo de rutas gastronómicas. Sin duda, el pan pagès que se encargó de tostar su yerno, Antonio Martínez Beneyto, es una de las atracciones de la muestra. «Se tuesta el pan, después se moja dentro de un plato con aceite; que se empape bien de aceite, y se vuelve a tostar», detalla Benet, quien explica las raíces de este método: «Tradicionalmente esto se hacía en las almazaras cuando los trabajadores de aceite descansaban durante su jornada laboral».

Una receta fácil y deliciosa a la que tampoco se resistió la consellera de Turisme del Consell Insular, Carmen Ferrer, quien poco después fue convencida para bailar una pieza con la colla de ball pagès.