Los amantes de la cerveza tienen la oportunidad este fin de semana de dar rienda suelta a su pasión con motivo de la séptima edición de la Feria de la Cerveza que alberga el Recinto Ferial de Eivissa. Entre el pasado viernes y hoy domingo, miles de personas degustarán algunas de las 98 variedades de uno de los caldos más afamados y antiguos del planeta.
La exposición está resultando un verdadero éxito dado el empeño con el que este año, sí, se ha organizado el evento. El Consell d'Eivissa parece haber dado con la tecla (el viernes ya hubo un 10% más de visitantes que en 2013) y la feria está convenciendo tanto a los visitantes como a los comerciantes que han apostado por incluir su firma en el evento.
Jóvenes y no tan jóvenes, incluso familias que pueden dejar a sus hijos en la zona infantil habilitada en uno de los extremos del recinto, toman buena nota de la múltiple oferta gastronómica de la exposición.
Amplia oferta
Una quincena de estands con casi un centenar de variedades de cerveza y ocho puestos con diversa comida –sushi, carne argentina, el famoso perrito alemán o currywurst, embutidos ibéricos, cocina ibicenca, postres y hasta paella–se abren paso en una diáfana explanada de 3.500 metros cuadrados (1.000 más que en la pasada edición).
Pasear por la muestra de este refrescante elixir resulta un verdadero placer en el ocaso del verano. A pesar de la humedad y el calor, el recinto ofrece zonas abiertas donde aspirar la brisa y contemplar la belleza nocturna de Dalt Vila. Y para los apasionados del fútbol, anoche se habilitaron televisores para ver el derbi madrileño.
El precio es atractivo (2,5 euros con una caña o refresco incluido) y selectos manjares de barrica, procedentes de cunas de la birra como Bélgica, Alemania o República Checa pueden paladearse por tres o cuatro euros.
La oscura Guinnes, la densa Paulaner de trigo, la sorprendente cerveza de jengibre y así hasta 98 variedades procedentes de todos los rincones del planeta tienen su espacio en la feria. La oferta es extensa y deliciosa. Y única en una isla como Eivissa, donde es imposible encontrar ni una cuarta parte de lo expuesto en el bazar. Todo ello amenizado con música para todos los gustos y estilos.
Los visitantes hablan maravillas de la feria. También los comerciantes, sorprendidos ante la notable respuesta de público y la provechosa disposición del espacio.
La cerveza nunca pasa de moda y si las cuentas cuadran, no sería de extrañar que esta feria se situara como una de las más atractivas a nivel gastronómico de la isla.
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