La exalcaldesa de Eivissa, Pilar Marí, saliendo de Can Botino tras convocar el pleno en el que se dio cuenta de su dimisión. | (c) Sergio G. Canizares

Tres regidores dimitidos, otra alcaldesa fagocitada y un Ayuntamiento patas arriba. Este es el balance de la llamada crisis de los whatsapp en el Consistorio de Vila, que ha dejado al descubierto los malos modos de varios miembros del equipo de gobierno y la trama que urdieron para quitarse de en medio a la primera alcaldesa de la legislatura, Marienna Sánchez-Jáuregui, y, de paso, hacerle la vida imposible a la concejala Lina Sansano. Las «sumeras» que el exconcejal Mayans quería cargarse.

Sansano presentó su dimisión al conocer que Pilar Marí buscaba facturas y tíquets a través de la oposición para desprestigiarla y dañar su imagen. «Pilar dimite, Pilar dimite, Pilar dimite», le exigió Sansano. Dos días después, acorralada por los whatsapp publicados, Marí decidía dimitir. Comentarios en el grupo ‘verano azul' como «Vicente [Serra] nos ha vuelto a traicionar y Bauzá nos da la espalda», tenían la culpa.

Sin embargo, tuvo que venir a Eivissa el presidente del PP balear, José Ramón Bauzá, para dar un golpe en la mesa y poner orden en este asunto que amenazaba con poner en jaque al Partido Popular de Eivissa. Él fue quien obligó a abandonar sus cargos a Pilar Marí, y a los concejales Joan Mayans, Alejandro Marí y Rai Prats. «El comportamiento de los regidores no ha estado a la altura de las circunstancias», afirmó el presidente Bauzá.