Los consellers de la oposición lucieron lazos a favor del catalán.

El Consell d’Eivissa aprobó ayer con los votos en contra de PSOE-Pacte la nueva relación de puestos de trabajo de la institución, en la que se contempla que no será necesario contar con las pruebas de catalán en un 40% de los empleos. Este catálogo es el resultante de la aplicación de la ley de función pública aprobada por el Govern de Bauzá.

El conseller de PSOE-Pacte Juanjo Cardona se mostró indignado y criticó el hecho de que hace meses el presidente Vicent Serra dijera que quería matener el requisito del catalán para todos los puestos y ahora haya dado marcha atrás y ni siquiera lo haya negociado con la oposición, tal y como se comprometió. «Nos han engañado, nos han hecho creer que ustedes se preocupan por la lengua y no es así, nos han traicionado, no van de cara, el 40% de los lugares de trabajo estarán ocupados por gente que no habla ni una palabra de nuestra lengua», lamentó el conseller progresista, que señaló que se pueden dar circunstancias como que un bombero «vaya a una casa y encuentre a una persona mayor ibicenca que le diga que en el cuarto hay un niño y no le entienda».

«El enemigo no está en Mallorca, lo tenemos en casa, nos destruye desde dentro», añadió un enfadadísimo Cardona, que pidió que se retirara el listado porque «recitificar es de sabios». Entre otras cosas, el conseller dijo que la ley de función pública está hecha «con mala idea» porque ataca la lengua «por la parte de atrás». Esta normativa permite que el catalán sea considerado solo un mérito excepto en aquellos puestos de atención al público. Sobre esto Cardona indicó que el Consell tiene un informe técnico que asegura que «todos los puestos de trabajo en un determinado momento pueden ser de atención al público», con lo cual considera que, si hubiera querido, el equipo de gobierno podría haber mantenido el catalán como requisito.

El conseller lamentó que el interventor, el secretario y el tesorero no tengan que conocer el catalán, así como chóferes o suboficiales. Atribuyó esta decisión al «auto-odio» y a los «tics coloniales». De hecho, recriminó a la bancada popular por «reírse» de los lazos pro-catalán que llevaba la oposición.