Los vecinos de Sant Jordi no se acostumbran a vivir en un pueblo con agencia de viajes, veterinario, peluquerías o papelería, pero que se ha quedado sin supermercado. Desde que hace unos meses cerró Carrefour los vecinos se ven obligados a coger el coche para hacer la compra porque ya no queda ni tan solo una pequeña tienda de comestibles en el pueblo. «Es incómodo y además complicado para la gente mayor», comenta Alicia, quien vive y trabaja como peluquera en el pueblo. Sí que hay un supermercado ecológico (que no es el lugar donde compra la mayoría), dos panaderías y pescadería, pero echan en falta un establecimiento donde hacer una compra completa o «al que poder ir si tienes una urgencia», como añade Óscar Muñoz, de la cafetería Can Tixedó, quien también considera que hace falta un despacho de loterías y apuestas. A la espera de si abre o no una gran superficie, lo que sí pueden los vecinos de esta localidad es tomarse un café a buen precio. Manuel Sancho, de la Heladería Sant Jordi, asegura que en este pueblo «los precios de las cafeterías y restaurantes son más baratos que en otros sitios». Y para dar fe de ello pone un ejemplo: «La tostada a 95 céntimos, el café a 1,20 y todo con productos de buena calidad». Por eso «y porque es fácil aparcar», suele venir gente, según él, de otros municipios. Además, Óscar Muñoz recuerda que en Can Tixedó se concentra la Peña Madridista.