El Parque de la Paz de Vila volvió a acoger el funeral más divertido que se conozca en toda España: El entierro de la Sardina.
Este acto, que sirve para despedir al Carnaval hasta el año siguiente, volvió a ser organizado con gran éxito de participación y de público por la Asociación de Vecinos de es Clot. «Estamos muy contentos porque es el quinto año que lo hacemos y cada vez conseguimos superarnos un poquito más», explicaba Pepe Pérez, presidente de la asociación, vestido de luto con apenas un collar rojo a modo de bufanda.
El color negro fue el gran protagonista, con permiso de la gran sardina que volvió a ser llevada a hombros por las calles del barrio, desde la sede de la asociación hasta el Parque de la Paz. Sin embargo, este año la imagen, realizada por Toni y Basilio, dos vecinos del barrio, mostró un aspecto más delgado. Se quedo sólo en la raspa en señal de «protesta por los recortes y la situación que vive la zona». Eso sí, tenía unos ojos saltones que no paraban de moverse y que fueron de lo más comentado entre el personal.
Ante la ausencia en esta edición de la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Agonía, la animación la volvieron a poner unas treinta mujeres vestidas de riguroso luto y con pelucas de colores llamativos. Detrás de un cartel llevado por un divertido cura en el que se podía leer RIP La Ricorta, en referencia al disfraz que llevó la asociación en la rúa de Vila, todas ellas lloraban desconsoladas ante las risas de los numerosos curiosos. «¡¡Ayyy que pena, que se nos ha muerto la sardina!!» decía una de ellas totalmente deshecha. «No me lo puedo creer, qué va a ser de nosotras», decía otra a su lado limpiándose con un pañuelo blanco mientras hacían un número propio de cualquier teatro de Broadway.
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