«Hago un balance positivo respecto a las temporadas anteriores, pero no es positivo si tenemos en cuenta las expectativas que manejábamos; aunque es de entender por el contexto económico», precisó Marí. Igual que Marina Ibiza, los principales puertos deportivos han acusado el descenso de llegadas de esloras medias (inferiores a 25 y 15 metros, por ejemplo). «Se ha notado mucho el bajón de este tipo de esloras, sobre todo en junio y septiembre», precisó Marí. El gerente del puerto deportivo de Santa Eulària (755 amarres), Jesús Salvatierra, también comparte esta opinión: «Este año no hemos llegado a estar ningún día completos. Calculo que, en términos generales, la ocupación se ha reducido en torno a un 10% respecto al año pasado. Donde más hemos notado el bajón ha sido en las embarcaciones inferiores a 12 metros y, dentro de éstas, más en españoles. En parte hemos podido compensar este descenso por los clientes extranjeros». En este sentido, Salvatierra explicó que este año se ha dado el caso de clientes españoles «que venían desde hace 20 años» y que este verano han decidido no hacerlo para quedarse por la costa peninsular o bien no sacar la embarcación del puerto.
Prudencia
El hecho de que el balance sea positivo se debe, en buena medida, a que las previsiones de ingresos y gastos que manejaban los puertos deportivos estaban «llenas de prudencia» e incluso «cierto pesimismo», según apunta Cristina Marí, directora de Marina Botafoch (428 amarres). «La temporada ha ido mejor de lo que esperábamos. Creo que ha sido un año más estable de lo esperado, con altibajos, pero éstos no han sido tan acusados», precisó Marí, quien recuerda que esta temporada empezó tarde para los puertos deportivos (prácticamente en Sant Joan, el 23 de junio) y vaticina que la siguiente puede estar en la misma línea, pues Semana Santa vuelve a caer pronto. «Cuando esto ocurre siempre son años en los que nos cuesta arrancar», puntualiza la directora de Marina Botafoch.
En lo que todos los puertos coinciden es la concentración de actividad en estas instalaciones en los dos meses más fuertes del verano, julio y agosto. «A nosotros en general nos ha ido bastante bien porque somos una marina pequeña fácil de llenar. Hasta hace una semana estábamos completos. Este año el sector náutico ha mantenido sus niveles, a diferencia de otros sectores, por lo que podemos estar contentos y satisfechos», precisa Andrea Arabí, encargada de Ibiza Magna (90 amarres). Eso sí, con sólo dos meses «es muy difícil hacer una buena temporada», explica Daniel Marí.
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