Tras la conferencia que ofreció el miércoles Andrés García, diplomado en enfermería y máster en Medicina de Urgencias en Montaña, ayer fue el turno de demostrar los conocimientos prácticos de cada uno de los grupos.
Fue en es Penyal de s'Àguila, en Sant Miquel, donde había que rescatar a una mujer accidenta a menos 300 metros sin posibilidad de recibir ayuda marítima o aérea. «La intención es que entre todos se coordinen y ejecuten las técnicas avanzadas de rescate vertical que cada uno maneja para poder salvar a una persona accidentada sin ayuda de medios aéreos ni marítimos», comentaba ayer en plena actividad Juan Carlos Torres, miembro del grupo de Eivissa.
El primer paso fue descender al médico hasta donde se encontraba la mujer para valorarla, alinear sus extremidades en caso de que estuvieran fracturadas y colocarla en la camilla para iniciar la evacuación. Tras ello, según Juan Carlos, «los bomberos de Valencia comenzaron con la preparación de las vías de rescate utilizando una serie de contrapesos guiados para evitar que se produzcan rozamientos de las rocas en la cuerda que puedan provocar su rotura».
Tras conseguir ascender la camilla durante muchos metros en vertical con mucha paciencia y precisión, cuando ésta llegó a la ‘zona Intermedia uno' los bomberos de demostraron su pericia trasladando a la víctima y al médico desde el contrapeso guiado a la tirolina encargada de subirla hasta la zona más alta del rescate.
El momento de esta ascensión fue uno de los momentos más complicados de la operación. «La intención es ganar altura lo más rápido y seguro posible y para eso los bomberos solemos usar un polifreno, que lo que hace es desmultiplicar el esfuerzo teniendo en cuenta que son muchos los kilos con los que hay que cargar», explicaba el propio Juan Carlos, mientras veía cómo sus compañeros de Toledo daban comienzo a la operación.
Por todo ello, no es extraño que el simulacro de la operación de rescate de la mujer accidentada en es Penyal de s'Àguila se prolongara desde las nueve de la mañana hasta bien entrada la tarde. Según este miembro de los bomberos de Eivissa, «si son casos tan complicados como estos, en los que no hay ayuda marítima o aérea, la evacuación puede llegar a prolongarse prácticamente durante todo el día, por lo que al herido, se le pide sobre todo paciencia y tranquilidad».
Afortunadamente los bomberos de Eivissa no tienen que tratar muchos casos como estos hasta que llega el verano. «Durante el año solemos estar bastante tranquilos, aunque luego con la temporada alta se multiplican los casos de excursionistas despistados que intentan llegar a zonas remotas de la Isla, como Atlantis, en chanclas, ropa de playa y sin estar medianamente preparados», aseguraba con cierta cara de desesperación Juan Carlos Torres.
Las jornadas se clausuran hoy con una práctica de rescate en altura en medio urbano que se celebrará, a partir de las nueve de la mañana, en las murallas de Dalt Vila. Así que si ven unos cuarenta bomberos suspendidos con sus poleas, contrapesos y tirolinas no se asusten. Es tan solo un simulacro.
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