Al contrario de lo que ha ocurrido en otras zonas como Mallorca, donde la cosecha de patatas se ha visto muy afectada, la sequía no ha causado alteraciones graves en el campo ibicenco, aunque la siembra de algunos productos de temporada como tomates, berenjenas, pimientos, melones y sandías, principalmente, sí se ha reducido por el desfase de las lluvias. Según los gerentes de las tres principales cooperativas agrícolas de la Isla, esta temporada ha llovido de forma desigual, lo que ha hecho que la campaña de noviembre haya sido menor que otros años.
«Lo cierto es que la sequía a nosotros no nos afecta, al menos de momento, y de hecho los acuíferos están en los niveles normales; si de ahora en adelante no llueve más, pues tal vez sí acabe afectando», explicó Pep Mayans, gerente de Agroeivissa. «Lo que sí ha retrasado la siembra han sido las lluvias en el mes de noviembre», señala. Cuando todo estaba listo para el cultivo, llegaron las precipitaciones e impidieron la siembra. A partir de ese momento, muchos agricultores decidieron no cultivar esta temporada los productos típicos que se siembran en noviembre, principalmente tomate, berenjena y pimiento. Esto, en consecuencia, ha afectado negativamente a la venta de semillas y abonos.

Heladas
Mayans piensa que las heladas podrían haber afectado al campo ibicenco más que la falta de lluvia. «En realidad pensábamos que las heladas serían más importantes, pero no fue para tanto; de hecho tenemos un seguro para eso y por el momento no tenemos ninguna reclamación», dijo. «El producto de invernadero sigue igual pese a las heladas, pues se han usado mantas térmicas y radiadores», explicó el gerente de Agroevissa, una cooperativa que tiene a la mayor parte de sus socios en Santa Eulària, Sant Carles, el valle de Morna y es Canar.
Por su parte, Javier Conesa, gerente de la Cooperativa Agrícola de Santa Eulària, se expresó en el mismo sentido que Mayans. «Lo único que ha ocurrido es que la campaña de noviembre ha sido más escasa, la gente no ha sembrado apenas porque ha llovido a destiempo», señaló Conesa. Noviembre resultó un mes muy lluvioso mientras que enero fue muy seco, cuando lo lógico, explica Conesa, es que hubiera sido al revés. «Por eso, cuando había que sembrar, en noviembre, no pudo ser porque el terreno estaba encharcado», dijo. Esto, tal y como apuntó Mayans, se traduce en un descenso en la venta de semillas, abonos e incluso maquinaria y en que «en junio o julio no habrá nada que recoger».
Pedro Prats, gerente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, explicó que ni la sequía, ni las heladas, ni el desfase en las lluvias «han resultado una catástrofe, aunque es posible que sí hayan retrasado la siembra, aunque finalmente la mayor parte [de los agricultores] sí que se ha sembrado». Prats declaró que el descenso de la siembra habrá tenido que afectar negativamente a la venta de semillas y abonos.