Trabajando para los demás de forma invisible

Precisamente la propia María define a la delegación pitiusa como «una pequeña familia que sin el trabajo de los voluntarios no sería nada». No en vano en nuestra Isla ayudan en los distintos programas de Cruz Roja cerca de 300 colaboradores como Juana, Carmen, Valentín, Marcial, Marga, Eusebio, Cristina, Teresa, Josefina, Laura, Domingos, Pepe, Juanjo o Ana. Todos ellos son, según María, que se encarga de todo el proceso de gestión y calidad del voluntariado, «muy distintos porque nuestro perfil va desde los 16 a los 70 años y con niveles de estudios y nacionalidades muy diversas».

Eso sí, a todos les unen las ganas por ayudar a los que les rodean. Por eso colaboran en los 64 proyectos puestos en marcha por Cruz Roja en Eivissa como el programa de Trabajos en Beneficio de la Comunidad destinado a los reclusos o el proyecto de Atención Integrada para Personas sin Hogar.

Para poder participar como voluntario en estos cursos hay que hacer un pequeño curso sobre el tema. De esto se encarga Inés, quien desde su despacho coordina tanto los que son para la población en general, como los de sanidad, socorrismo, primeros auxilios o movilización de pacientes, como los que reciben los voluntarios y que van destinados a aprender más sobre las personas sin hogar, las personas con alguna discapacidad o los primeros auxilios.

No en vano la delegación de Cruz Roja en Eivissa gestiona multitud de proyectos a través de Laura, la responsable del departamento de intervención social. Su trabajo es incesante ya que «depende del día y más ahora que por la crisis nos estamos viendo obligados a reducir el número de personas que tenemos contratadas porque dependen de las subvenciones y a parar proyectos como el del retorno voluntario para inmigrantes, dirigido a facilitar a aquellas personas que lo desean el regreso a su país de origen».

Programas en marcha

Afortunadamente mejor suerte ha corrido el programa Aula sin Fronteras, destinado a niños que necesitan apoyo escolar y lingüístico para mejorar su formación y nivel escolar, y la Unidad Móvil de Emergencia Social (UMES) que, gracias a aportaciones privadas, ha vuelto a retomar las salidas nocturnas para atender a personas sin recursos después de que, debido a la situación económica, se limitara la reducción de este servicio a tres semanales durante el año pasado.

Junto a ello por el despacho de Laura siguen pasando programas como el reparto del banco de alimentos, la teleasistencia para personas mayores o el programa de acompañamiento para personas mayores y con discapacidad.

Según Laura, en esta última actividad «desde primera hora de la mañana, Manolo, Paco, Ali, Rahma o Jorge ponen su granito de arena para que cada uno de los autobuses pase por todos los pueblos de Eivissa para recoger y trasladar a unos 18 niños con necesidades especiales a los colegios y en el mini bus a 19 personas mayores a los residencias y a los centros de día».

Eso por la mañana pero todo el trabajo también continua por las tardes. En este sentido Laura asegura que «no se puede olvidar el transporte vespertino que dura 4 horas de lunes y viernes y que se puede hacer gracias al trabajo de los voluntarios, ya que el conductor es el único que está contratado». Además, el trabajo de los voluntarios también se manifiesta en el programa que complementa al de transporte y que consiste «en los talleres de estimulación, musicología y recreación para personas de la tercera edad que por segundo año se hace en la residencia de Cas Serres todos los sábados».

No en vano el trabajo es incesante desde primera hora de la mañana en Cruz Roja, hasta tal punto que, como afirma Laura, «harían falta varias páginas para hablar de todos los proyectos».