Llegan los primeros días de septiembre y con ellos el período más importante del año para los vendimiadores de Eivissa.
No en vano, de todo lo recogido estas semanas depende la producción de vino que se haga durante este año en el que, según Joan Bonet, propietario de la bodega Sa Cova, «se presenta una cosecha muy buena ya que ha hecho un tiempo fantástico con una primavera lluviosa y un verano caluroso y seco».
Por eso el trabajo de ayer en esta bodega, ubicada en el valle de Sant Mateu, era muy intenso y siempre mirando a un cielo que se apiadó y no descargó la intensa lluvia que cayó en algunos momentos de la tarde en otras zonas de la Isla.
Así durante todo el día no pararon de llegar furgonetas cargadas de cajas de uvas de las variedades moscatel y malvasía, conocida en Eivissa por los payeses como grec, «por ser la variedad más común de la Isla desde que la introdujeron los griegos hace miles de años».
Intenso trabajo
Fue un trabajo duro y constante que se prolongó hasta cerca de las seis de la tarde y que traía en cada caja una media de 70 kilos de uva, cada una .
Con todo ello Joan Bonet calculó haber recogido unos 7.000 kilos al final de la vendimia, la mayor parte de malvasía.
Con todo ello este vinatero, que sacó su primer caldo al mercado en el año 1993, espera producir esta temporada cerca de 5.000 litros de vino, tanto de blanco como de tinto, cuya uva empezará a recogerse hoy si el tiempo acompaña.
Algo que, según Bonet, «no es tarea nada fácil porque de la uva hasta lo que nos bebemos en la mesa hay un procedimiento elaborado y constante que lleva más trabajo del que se piensa».
Por ejemplo, en el día de ayer, tras recoger las uvas de las cerca de 25.000 vides que tienen distribuidas por los municipios de Sant Mateu, Sant Miquel y Santa Gertrudis, ya se dieron los primeros pasos.
Todo comienza en la estrujadora, una máquina que, según Bonet, «presiona el grano lo justo para evitar que pepitas, raspones o escobajos contaminen el mosto antes de pasar a la prensa».
De aquí, el caldo se pasa a un depósito donde «permanece durante 24 horas a una temperatura baja de 12 grados centígrados para que se produzca lo que se conoce como desfangado y que hace que al día siguiente tengamos el mosto limpio». Según Bonet este es uno de los pasos más importantes ya que «de ello depende que tengamos un vino de calidad, limpio y sin aromas raros».
Y es que según Joan Bonet, lo fundamental para un buen vino son las uvas, aunque, asegura con sonriendo que «también de buenas se puede hacer un mal resultado». En este sentido, el propietario de Sa Cova recuerda que «la peor cosecha que hemos tenido fue la del año 2000 porque hubo muchas lluvias en verano que hicieron que la semilla de la uva estuviera verde y no marrón provocando que el caldo tuviera un gusto vegetal».
Afortunadamente, según Bonet, «sólo fue un bache ya que el resto de cosechas han sido lo suficientemente buenas para que lo que comenzó como un hobby se haya convertido en una bodega que hace vinos que forman parte de la denominación geográfica Vinos de la Tierra Ibiza y que se exportan a Alemania».
Y es que como dice este bodeguero con una gran sonrisa, «parece que a los germanos no sólo les gustan las playas de Eivissa».
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