Poco después de las doce y media del mediodía la Sala de Plenos del Consell de Formentera estallaba en una salva de aplausos hacia Jaume Ferrer, nuevo presidente del Ayuntamiento y automáticamente Consell de Formentera. Ocho consellers que habían jurado o prometido su cargo, seis de GxF y los dos del PSOE otorgaban una clara mayoría frente a los cinco representantes de Sa Unió que proponían a Javi Serra como presidente.
Tras una larga jornada de incertidumbre, con un escueto comunicado de prensa a última hora del viernes que no aclaraba nada, había una relativa expectación por ver que sucedía en el pleno, pero todo según lo previsto. Unos minutos de retraso, la entrada conjunta de todos los futuros concejales/consellers, la constitución de la mesa edad, el juramento o promesa de los nuevos representantes, con afección al juramento por la derecha y a la promesa por la izquierda y posteriormente la votación al candidato a presidir el Ayuntamiento de Formentera que automáticamente se convierte en Consell.
Ferrer sumó una mayoría cómoda y a partir de ahí hizo un breve discurso programático en el que señaló que atrás quedaba el reto de una legislatura constitutiva, y avanzó de forma esquemática las líneas de un trabajo que prometió desempeñar «con la misma fuerza, ilusión y convicción que hace cuatro años, pero con más experiencia».
Haciendo un guiño al PSOE con el que ha formado equipo de gobierno en los últimos cuatros años y, se espera, puedan reeditar acuerdo, Ferrer señaló que «la candidatura que encabezo es garantía de un gobierno de izquierda, progresista e insularisita que ha sido la opción mayoritariamente apoyada por los ciudadanos de Formentera».
La experiencia es un plus
Tras su discurso se produjo una nueva votación esta vez no secreta y en urna sino a mano alzada en la que Ferrer obtuvo ocho votos que le confirmaban como presidente del ya Consell, tras lo que hizo un segundo parlamento en el que destacó que «volver a liderar nuestra máxima institución es un reto motivador e ilusionante y a mi lado se incorporará un equipo preparado, consolidado y que esta vez puede añadir al compromiso y capacidad de trabajo demostrado, la experiencia».
No obstante la ilusión y la fuerza del proyecto, Jaume Ferrer ya avanzó que se está en una época muy dura, de crisis económica y que hay que apostar por la austeridad, pero al mismo tiempo por la transparencia y la calidad de la gestión pública para que Formentera «sea una isla de progreso, avanzada, moderna, integradora, activa y participativa».
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