El Portal de ses Taules, durante el apagón. | Daniel Espinosa

El Ayuntamiento de Vila esperaba ahorrar 423 kilovatios y dejar de emitir 0,299 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera con el apagado del alumbrado público que llevó a cabo ayer con motivo de 'La hora del planeta', iniciativa que se celebró en otras ciudades del mundo para concienciar sobre la necesidad de economizar recursos energéticos.
La medida afectó a la iluminación de la catedral, la estatua de Vara de Rey, las murallas renacentistas de Dalt Vila, el edificio de Can Botino, el baluard de Portal Nou y el parque Reina Sofía. También se apagó el alumbrado público de los paseos de s'Alamera, Juan Carlos I, de las Pitiüses, de Talamanca, la avenida de Santa Eulària y la plaza del Parque.
Por motivos de seguridad, en cuanto al alumbrado público sólo se apagó durante diez minutos. El resto (el de tipo ornamental) se suspendió durante una hora, entre las 20,30 y las 21,30 horas.
Además de las administraciones, también estaban llamados a apagar luces y desconectar aparatos eléctricos innecesarios todos los particulares y negocios, no sólo de la ciudad, sino de toda la isla, si bien el seguimiento de esta propuesta no fue todo lo masivo que cabía esperar.

Desde Australia
La idea surgió el año 2007 en Sydney, Australia, y convocó a dos millones de personas. Cuatro años después, en 2010, ciudadanos de 128 países de todos los continentes apagaron las luces y 1.300 monumentos y edificios emblemáticos se quedaron a oscuras.
En Balears también se sumaron a esta propuesta el Ayuntamiento de Palma, que apagó las luces de los monumentos más emblemáticos de la ciudad como el castillo de Bellver, la Catedral, el Ayuntamiento, el Consolat de Mar y el Palacio de la Almudaina. También en Maó se desconectó el alumbrado de una quincena de calles.