El nacimiento de la calle Isidor Macabich, de Santa Eulària, se llenó hasta los topes gracias a que todas las familias del pueblo no quisieron perderse la cinematográfica llegada de Sus Majestades de Oriente a la bahía. Lo hicieron en una acogedora embarcación guiada por una estrella de luz que los llevó a destino.
Allí, una gran cantidad de niños de todas las nacionalidades que habitan el pueblo y sus alrededores los esperaban ansiosamente mientras se asustaban o disfrutaban con los fuegos artificiales.
Celia, de 4 años y a hombros de su padre, exclamó «es verdad que son ellos» al ver a aquellos seres mágicos a los que les había enviado una carta pidiendo «juguetes, patines, una muñeca y una piscina para la Nancy».
Los Reyes Magos dejaron a su paso unos 600 kg de caramelos. Las tres carrozas para ellos, la de los regalos, y unas 40 personas que los acompañaban recorrieron las principales calles del pueblo, en una cabalgata que terminó con la entrega de regalos en la carpa con la bienvenida del alcalde, Vicent Marí, bajo la vigilancia de aproximadamente 12 policías locales y unos 20 voluntarios de Protección Civil. Toni Tur, técnico del Ayuntamiento, afirmó que aún hoy «se siente la emoción de los niños».
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