El verano infantil echa el cerrojo

En el colegio Blanca Dona los niños se separaron en dos grupos: los pequeños de 3 a 6 años y los mayores de 7 a 12. Algo en común, todos iban pringados de nocilla, harina y bien remojados en agua.

Ana, directora de la escuela, comentaba los juegos preferidos entre los niños: «Lo que más les gusta es ensuciarse. Hoy hemos hecho juegos con pasta de harina, nocilla y agua. Imagínate cómo acaban todos».

Con el cuerpo cubierto de harina mojada y la cara de nocilla, los niños intentaban comer sandía sin tocarla como parte de otro juego o mojar a los demás con los globos de agua.

Magdalena, una de las monitoras, comentaba: «Aquí hacen todo lo que no les dejan en las escuelas de invierno. Se manchan, se pintan, corren por el patio... La mayoría de niños repiten año tras año».

En el parque acuático Aguamar, El Casal despidió su último día con una actividad de lo más refrescante y divertida. En el parque, 22 niños, de entre 12 y 15 años disfrutaban de las atracciones cada uno por su lado. Una de los monitores de la escuela, Ruth, contaban que han desayunado todos juntos pero en cuanto han terminado los niños se han dispersado por todo el recinto. Además contaba que, «a diferencia del año pasado, se han realizado menos actividades pero aún así hemos creado un grupo de niños mayores de 12 años y ha tenido gran aceptación. Cumplimos actividades dentro de una programación, tenemos la 'Semana de...' en la que se hacen actividades relacionadas con un tema distinto semanalmente como el de relaciones sociales, multiculturalidad, medioambiental, en nuestra escuela, ya que es verano, damos un margen de entrada de dos hora».

Sin duda, lo mejor de estas dos instituciones son las relaciones de amistad que se crean entre los niños, donde ellos y los padres son los beneficiados.