Las Festes de la Terra, festividad de la ciudad de Eivissa, dieron comienzo ayer entre una gran multitud de gente, que se congregó en Vara de Rey para asistir a las diferentes actividades previstas para el día.
Ya desde las 18 horas tenía lugar la VI Trobada d'Oficis i Activitats Eivissenques en el paseo, donde un gran número de talleres artesanales mostraban su arte al público. Vestidos payeses, tambores, figuras de tela de campesinas ibicencas, jabones naturales... Todo para mostrar a los turistas y no turistas la belleza de la cultura pitiusa.
Una de las mujeres encargadas de la fabricación de espardenyes explicaba a dos inglesas su utilidad: «Antes todos los payeses las llevaban para su trabajo diario en el campo. Ahora los tiempos han cambiado y aunque aún existe gente que las utiliza, nosotros las hacemos para los bailadores de pagès».
Otro de los puestos más visitados era el de las joyas tradicionales ibicencas. Simone, turista belga, estaba impresionada con la meticulosidad con la que estaban hechas las joyas. Sobre la mesa, una foto de una payesa vestida con el traje típico y la emprendada. Dos mujeres ibicencas comentaban la foto, explicando a Simone el significado de la emprendada.
Poco antes de las 20 horas, un peculiar ruido hizo que todos en Vara de Rey se diesen la vuelta. Era el desfile de carros, que venía por Ignaci Wallis hasta el paseo. Una veintena de carros acompañados por música de castanyoles i flaütes hicieron su aparición, dejando a los extranjeros con la boca literalmente abierta.
Una vuelta tras otra hasta llegar a tres, que no fueron suficientes para que todos los presentes hicieran las fotos necesarias. Para cerrar el desfile, un potro con dos jovencísimas payesas, sin duda el carro más aplaudido.
Tradición
El desfile de carros no fue el último espectáculo, ya que la inauguración de las Festes de la Terra no es tal sin ball pagès.
Una vez los carros abandonaron el lugar, todos los asistentes se congregaron en el centro de Vara de Rey, donde Sa Colla de Sa Bodega se preparaba para salir al cerco montado especialmente para la ocasión.
Cathy y su marido no sabían muy bien que esperar, ya que después del desfile de carros, «puede pasar cualquier cosa. Lo que me gustaría saber si esto se hace en Eivissa cada día», comentaba Cathy.
Una tras otra y más tarde todas juntas, las parejas de baile fueron saliendo a actuar entre aplausos y gritos de 'olé'. Como comentaba un grupo de amigos, «no me extraña que los turistas flipen, porque estos trajes 'cantan' un poco».
Para finalizar el día, el primer concierto de las Festes, a cargo de Bluesmafia i els Saligardos. Poco a poco, el baluarte de Sant Pere se fue llenando y la gente cogió asiento para disfrutar del concierto bajo la luna semillena del primero de agosto.
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