Adrián Cardona Morato (Eivissa, 1980) hizo Bachillerato Artístico en Can Sifre y después estudió Bellas Artes en Valencia. Nada más acabar en 2006 volvió a Eivissa donde desarrolla su tarea artística. Cuando era un adolescente coleccionaba películas de terror, una de sus pasiones que compagina también con la pintura y el diseño. Sus películas están teñidas de zumo de granadina que asemeja la sangre y, sobre todo, de mucho humor. Empezó con filmaciones caseras a finales de los 90 y apenas ha cambiado nada desde entonces. «Seguimos haciéndolas en casa y con amigos», dice este chaval inquieto. Ha conseguido premios en Sitges y este año espera estar en la sección oficial.
-¿Hay alguna película que le ha dado realmente miedo?
-Sigo pensando que la película más terrorífica que existe es El exorcista y en los últimos tiempos supongo que REC. Estuve en el estreno de REC en el festival de cine de Sitges y se notaba que la gente esta aterrorizada pero personalmente me quedo con El exorcista.
-¿Tenía terrores nocturnos cuando era un niño?
-La verdad es que no. Desde pequeño siempre me ha atraído esto. Jugaba con los muñecos de Master del Universo y tenía predilección por los malos porque eran los más feos y los monstruos. Cada vez que veía un esqueleto o un monstruo en una película me llamaba la atención. Me gusta el terror y la ficción, todo lo relacionado con el género fantástico. Nos han acabado gustando más las producciones de bajo presupuesto, las que han salido a vídeo, las que han sido más populares y menos comerciales, que tenían una magia especial y que no tenían las grandes producciones.
-Será poco comercial pero con nombres como los de su productora, Eskoria Films, o la de su corto Torbellino de hostias, despertará la atención del público.
-Lo que pasa es que hoy, hagas lo que hagas, si es polémico sea para bien o mal es una forma de promocionarse. No estamos vinculados a nadie que nos maneja por arriba y no tenemos subvenciones. No estamos atados a nadie y hacemos lo que queremos, eso nos ayuda a darle el sello que queremos sin tapujos. Estamos dispuestos a criticar y meternos con todo lo que haga falta, política, religión , modas y de todas las tonterías que hay de tecnología, que la gente se las compra por aparentar más y nos da más pena que envidia.
-En el fondo con sus películas de cine gore lo que pretende es hacer una crítica social.
-Es algo que se ha ido desarrollando. En las primeras había una cierta mala leche y ahora se enfoca en algo más concreto que, aunque esta en clave de parodia, le entra más al público.
-Pinta, dirige películas y es actor. ¿Qué le queda por hacer?
-Hay muchas cosas que me gustara hacer, como música y tener tiempo para hacer deportes. Me lo paso mejor en el proceso creativo haciendo las cosas que disfrutar de ellas una vez que estén hechas.
-¿No será de los que desmayan cuando le sacan sangre?
-Casi, casi. Las agujas no me gustan, me dan grima y casi preferiría que me hicieran un corte y me la sacaran.
-Pues en el cine gore no falta la sangre ni las vísceras.
-En ese aspecto no tendría ningún mérito meter vísceras y sangre de verdad. Necesitamos que se vea que es un muñeco, es una tradición de las películas de los 80, una época que coincidió en la que había medios para hacer unos efectos especiales muy buenos y no existía la parte del ordenador que ahora se lo come.
-¿A quién admira dentro del cine gore?
-Peter Jackson, el director de «El señor de los anillos». Me gustan sus primeras películas que son clásicos del cine gore y que se nota que es lo que le gusta hacer. Si le hubieran dado mano libre en el «El señor de los anillos» habría metido de todo.
-¿Cuál es su máxima aspiración?
-Tener un presupuesto digno para hacer una película burra, gamberra y salvaje sin importarnos lo que nos vayan a criticar.
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