Medusas fotografiadas sobre la arena en una playa de las PItiüses. | Guillermo Romaní
Son el gran enemigo de los bañistas. Año tras año, al llegar a una playa en las Pitiüses, una de las primeras preguntas de residentes y turistas es: «¿Hay medusas?».
Visto lo visto, el Ayuntamiento de Sant Josep ha decidido colaborar esta temporada con el Instituto de Ciencias del Mar (ICM), perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas, recogiendo datos sobre la llegada de medusas a las playas del municipio. Esta tarea será llevada a cabo a través del servicio de socorristas, quienes, jornada tras jornada, localizarán en los tramos que tengan asignados si hay o no presencia de medusas, así como de qué especie son y su cantidad.
Los datos que se obtengan serán remitidos al ICM para que puedan ser puestos en valor y, combinados con los recogidos en otras zonas mediterráneas, «permitan conocer mejor el fenómeno y, con el tiempo, tener la capacidad de detectar sus causas y buscar soluciones», indican desde el Ayuntamiento.
Los expertos reconocen que la presencia de medusas en al costa es un hecho «poco predecible» y es «prácticamente imposible» anticipar una llegada masiva, hechos que han llevado al ICM a esta recopilación de datos para tener más información útil sobre la biología y la dinámica de poblaciones de estas especies.
Sant Josep, no obstante, no abandona la actuación directa en caso de presencia de medusas en sus costas. Ésta consiste en «la detección y señalización mediante el código de banderas y en la aplicación de primeros auxilios en caso de picaduras», todo ello a través de los servicios de socorrismo.
Asimismo, desde el Consistorio se insiste en que «aunque hay que ir con mucha precaución cuando se detectan medusas, en general, las del Mediterráneo son poco peligrosas -con alguna excepción- y que incluso hay algunas que son totalmente inofensivas para los humanas como la Cotylorhiza tuberculata, denominada 'huevo frito', o la Velella velella.
3 comentarios
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Es suc de llimó des de sempre ha fet miracles. Li'n poso a es meu home dos cops per setmana. Cal, això sí, tenir bona mà i sobretot no còrrer. Ver que empraria en forma reflexiva si no fos perquè sóc vergonyosa. Els efectes són immediats, però t'has de concentrar en sa feina. Es meu home té ara 87 anys i el suc de llimó ha fet que sigui més actiu i treballador, en tots els sentits, que quan ens vàrem casar, a Sant Miquel, ara farà 64 anys.
Fotre! Jo havia sentit a dir que passejar un canet ajudava a lligar, però a partir d'ara agafaré el primer born que trobi a la platja, me'l refregaré amb delit allà on no sona, i aniré pitant al bar de la platja!
L'any passat un amic meu va tenir un ensurt. Banyant-se en pilotes, una medusa li va fregar un testicle, l'esquerre, i se li va inflar l'òrgan mentre li coïa terriblement. Solució única: llimona, suc de llimona sense parar, que li va proporcionar la cambrera d'un bar, molt amable. El testicle es fa anar desinflant, i desapareixent la insuportable coïssor. Ara surten, la cambrera i el meu amic, que és molt vergonyós. Són amics d'aventures.