Una imagen de archivo del volcán Eyjafjalla en erupción. | Reuters

La erupción del Eyjafjalla (en islandés, ey significa isla y fjall, montaña) a mediados del pasado mes de abril desencadenó el mayor colapso aéreo de la historia. El viento arrastró las cenizas directamente hacia el corazón de Europa y obligó a Eurocontrol a cancelar el tráfico aéreo. La estadística, apabullante: 25 países afectados; 1.260 millones que, según las compañías aéreas, han dejado de ingresar; cuatro millones de pasajeros afectados, y 100.000 vuelos cancelados en toda Europa. Las zonas más perjudicadas, las turísticas, entre ellas Balears.
Para el único experto que hay en nuestro país en movilización de transporte de cenizas volcánicas, Arnau Folch, del Centro de Supercomputación de Barcelona (CSB), la erupción del volcán «durará semanas. La última erupción que tuvo el Eyjafjalla se produjo en 1821 y duró un año. El volcán volvió a iniciar su erupción el pasado 20 de marzo y entró en fase explosiva el 14 de abril, ya que al ser un volcán situado debajo de un glaciar, cuando el calor derrite el hielo, entra agua en el volcán y aumenta la explosividad del mismo».
Folch añade que la cuestión atmosférica es clave, puesto que dependiendo de cómo evolucionen los vientos, las cenizas del volcán se dirigen hacia Groenlandia y el Atlántico o hacia el continente europeo. Entiende la preocupación del mundo aeronáutico, «pero considero que en este aspecto debe haber tolerancia cero. ¿Quién asume el riesgo? Hay casos comprobados de que se han paralizado motores en pleno vuelo por las cenizas, de ahí que el riesgo es alto. Las aerolíneas piden protocolos especiales para volar con baja densidad, pero dónde se pone el límite para poder llevar pasajeros. Insisto, en este aspecto debe primar la seguridad y, en consecuencia, debe haber tolerancia cero».
El vulcanólogo y profesor investigador del CSIC, Joan Martí, añade que la erupción del volcán «no cesa, pero sí lo hará en intensidad. Ha habido cambios, porque se ha desplazado el centro emisor, pero nadie sabe cuándo va a parar, de ahí la preocupación que impera en el mundo de la aviación civil. No hay una previsión cierta, ya que puede durar semanas o meses. Todo depende de la evolución de los vientos y el efecto que ello pueda tener en el movimiento de la nube de cenizas. La verdad es que no sé qué va a pasar con la aviación civil, pero no se pueden hacer previsiones para señalar en qué fecha volverá la normalidad absoluta».
Protocolos
El presidente de la patronal aérea AECA, Felipe Navío, que es ingenerio aeronáutico y fue subdirector general de Aviación Civil, afirma que la principal causa de la crisis que generó el volcán en el mundo de la aviación se debió «a los protocolos de actuación que aplicó la Unión Europea, que no son suficientemente científicos y técnicos. Se tomaron decisiones en base a datos empíricos por una empresa del Reino Unido, que se ha comprobado que no fueron reales. Estos protocolos no están ajustados y Bruselas debe trabajar en firme, porque las consecuencias económicas han sido dramáticas para las aerolíneas y destinos turísticos. Esperamos que con la experiencia adquiridida se actúe de otra forma, porque no se puede permitir que se vuelva a cerrar el tráfico aéreo en Europa».
Navío explica que hubo compañías, caso de Air Berlín, Air France, British y Lufthansa, que hicieron pruebas en los días críticos, «y las pruebas en vuelo en vacío (sin pasajeros) demostraron que la incidencia no afectaba a la navegación».
Para otro ingenerio aeronáutico y experto en el mundo de la aviación, Tomás Cano, «Eurocontrol no sabe qué criterios tiene que aplicar para cerrar el espacio aéreo por un volcán,ya que no existe experiencia alguna. Al no existir un criterio científico se ha hecho una auténtica escabechina a las aerolíneas».
Cano afirma que se ha hecho mucho daño «sin base científica como para dar la orden de cerrar los aeropuertos. Esto no tiene que volver a pasar nunca más. Boeing ya ha sacado un protocolo con diez procedimientos para operar en una nube de ceniza volcánica. Es simplemente el principio».

Cancelaciones y retrasos en la terminal de Eivissa
El aeropuerto de Eivissa ha sufrido cancelaciones y retrasos, pero menos que otras terminales debido a que la nube afectó en una época de escasos movimientos. Por contram, el aeropuerto de Palma fue uno de los más afectados en nuestro país. Las compañías aéreas cifran en 40 millones ls perdidas económicas, pero lo preocupante es que las cancelaciones de aviones afectó de lleno a la actividad turística.