Como Pepita y las amigas Laura y Merche, centenares de personas se acercaron ayer al paseo Vara de Rey de Eivissa para disfrutar de la cita del libro y la rosa. Entre los asistentes, parejas que se profesaban su amor, grandes aficionados a la lectura en busca de las últimas novedades y escolares, muchos escolares que acompañados de sus maestras se lanzaron a la aventura de una excursión en el Día del Libro. «Nos vamos ya, que ahora es cuando empieza a haber más gente y se complica el controlar a todos los niños», afirmó a las 11 de la mañana la maestra María Aparici, del colegio Portal Nou.
Y entre los transeúntes se podía distinguir, incluso, a parte de los personajes de Alicia en el país de las maravillas representados por los alumnos de segundo de ESO del instituto Santa Maria. También hubo centros educativos que decidieron celebrar la diada en el cole, como el de Puig d'en Valls que dedicó la jornada a una exposición de puntos de libro, reparto de diploma a los mejores lectores y la elaboración de un cartel anunciador de Sant Jordi.
«El año pasado sí que estaba más claro quiénes iban a ser los triunfadores de la jornada, pero este año tenemos dudas. Creemos que la cosa está entre El Hipnotista, de Lars Kepler; Dime quién soy, de Julia Navarro; El tiempo entre costuras, de María Dueñas; y El asedio, de Arturo Pérez-Reverte», explicaba Sasha Roig, encargada de la librería Hipérbole. Además de libros nuevos también se podían encontrar de segunda mano, como los que se vendían en los puestos de asociaciones sin ánimo de lucro, el Ateneu Popular d'Eivissa y algunos colegios, como el de Can Misses.
En el tradicional día de Sant Jordi no podían faltar el complemento del libro: la rosa. «Vamos a vender unas 12.000, que son muchas más que el año pasado. Tenemos de color amarillo, azul, naranja, rojo y rosa. Cuestan dos euros», explicó Cristina, de Starflor.
En Formentera, las actividades se centraron en la plaza de Sant Francesc, donde los más pequeños pintaron imágenes de la leyenda de Sant Jordi. Además hubo reparto de rosas y mucha música para animar el ambiente. Ya por la tarde, los actos se trasladaron a la biblioteca Marià Villangómez. Además hubo un taller de rondalles y un taller de creación poética a cargo de Dropart.
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