Unos paseaban por la playa, otros se atrevían a lucir bañador y tomar el sol, mientras que un reducido número se lanzó al mar para probar qué se siente al nadar en el agua de noviembre. «La verdad es que el primer minuto está fría, pero luego el cuerpo se acostumbra», explicaba Phrank, un residente que se acercó hasta la playa de Talamanca para disfrutar de una mañana primaveral con temperaturas que rozaron los 23 grados.

Igual que él, Rubén, natural de Madrid pero residente en la isla buena parte del año por motivos laborales, se zambulló en el agua de Talamanca para recibir con el mejor ánimo esta pequeña primavera en noviembre: «Llevo viniendo a la isla desde hace 15 años, siempre por motivos de trabajo. Valoro muchísimo el tener la playa tan cerquita y la verdad es que me escapo siempre que puedo. No he tenido frío mientras estaba en el agua porque no hacía viento». En la arena, sus perros de dos meses Tango y Sheila le esperaban para jugar con él: «Ya por la tarde quedaré con mis amigos hasta que se vaya el sol y el día será completo». Unos metros más allá, las amigas Mila y Meli, también residentes durante todo el año en Eivissa, explicaban cómo aprovechaban la mañana primaveral: «Nos hemos levantado, hemos desayunado y como hemos visto que hacía buen tiempo hemos decidido venir a la playa para tomar el sol. Creo que llevamos tres horitas tumbadas en la arena», precisó Mila, mientras su amiga se apresuraba en puntualizar: «Nos encanta que haga este tiempo en invierno en la isla». David, un canario que trabaja en Eivissa todo el año, escuchaba música mientras tomaba el sol: «Me encanta el buen tiempo y seguramente antes de que acabe la mañana me bañaré».

El amago de primavera que se vivió ayer en Eivissa también sirvió a muchos para salir a practicar sus deportes preferidos al aire libre, como correr, pasear en bicicleta o bien patinar por los paseos marítimos y sus playas.