El juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa vio ayer la causa que se abrió en mayo de 2004 después de que la Fiscalía recibiera una denuncia de Amics de la Terra en la que se informaba de una posible maniobra encubierta en la zona de es Amunt (sa Mola), dentro del municipio de Sant Joan, para presuntamente iniciar una urbanización en la finca conocida como Can Mariano, protegida por estar emplazada en un ANEI.
Dos vecinos de este lugar, el ibicenco J.J.C. y el alemán P.J.B., tuvieron que sentarse en el banquillo como supuestos autores de un delito de grave daño en un espacio natural y como responsable civil la entidad Campanitx Dragón. En el escrito fiscal, se pedían dos años y nueve meses de prisión para cada uno de ellos así como una multa de 20 euros diarios durante 18 meses. En caso de condena, también se pedía la rehabilitación del entorno afectado.
Los dos acusados obtuvieron una licencia para limpiar un camino en una zona que, según la defensa, ya se encontraba dañada por un grave incendio ocurrido en la década de los 80 y por temporales de viento que habían ocasionado la caída de numerosos árboles. La investigación judicial, sin embargo, resolvió que no sólo se había presuntamente ampliado este camino sino que también habían aparecido muchos otros, así como terraplenes y explanadas, una de ellas cuales alcanzó los 50 metros de largo por 13 de ancho. Los desmontes y nuevos trazados, a su vez. Desde Amics de la Terra se denunció que el objetivo final, según se presumía y tras haberse talado cientos de árboles, era obtener unos permisos para rehabilitar unos depósitos y las ruinas de unos corrales que había en el lugar para posteriormente, con la ayuda de los nuevos caminos creados, poder realizar una reparcelación y comenzar a construir viviendas aisladas.
Los informes técnicos recogieron que dichos trabajos, en los que, según una factura, se había empleado 92 horas y media, habían afectado a una superficie de 10.778 metros cuadrados de pinar facilitando, con ello, el riego de aludes y aumento de la erosión, así como daños a la fauna y flora de este ecosistema. El operario reconoció superar la anchura permitida «para que pasara la retroexcavadora».
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