Un total de 4.900 hectáreas repartidas en Sant Josep en lo que es el mayor coto de caza de Balears, uno de los lugares preferidos por Toni Roig, presidente de la Associació de Caçadors de Sant Josep, y Antonio Ribas, integrante de la misma asociación, para practicar quizá su mayor afición desde que eran niños y salían con sus padres al monte: «A lo mejor estábamos en el campo a las siete y media de la mañana, volvíamos por la tarde y no habíamos cazado nada, pero eso es lo de menos», cuenta Roig. Su compañero de excursiones puntualiza: «Cuando era más joven no quería ni salir de fiesta porque lo único que deseaba era que mi padre me dijera que el domingo íbamos a ir al campo a cazar».

Ataviados con botas de montaña, chalecos para guardar los cartuchos, ropa cómoda y resistente y acompañados por escopetas superpuestas y sus perras Luna y Dixie, que pertenecen a la raza pontier, una de las más eficaces a la hora de cazar, Ribas y Roig se lanzan a la aventura en el campo de Sant Josep los días que marca la ley: jueves, sábados, domingos y festivos. Según cuentan, lo principal es actuar siempre con respeto: «Hacia los propietarios, hacia la naturaleza y hacia los animales», puntualiza Roig, quien añade que los cazadores desempeñan una labor muy importante de mantenimiento y cuidado del terreno: «Desde octubre y hasta febrero plantaremos unas 300 hectáreas de trigo. Además cuidamos de los animales porque tenemos instalados 60 comederos y bebederos que dan cobertura no sólo a perdices, conejos o becadas sino también a cualquier otro animal. A esto se le añade la vigilancia de especies depredadoras, como la gaviota vulgar o los gatos asilvestrados», cuenta Roig.

Afición desde niños

Una afición quizá no del todo entendida por según quién y que estos dos amigos defienden: «No cazamos por necesidad, para comer, sino porque nos gusta. Hay quien también va a pescar y no por necesidad sino por afición. La gente tiene que tener en cuenta además el trabajo que hacemos durante todo el año en los terrenos», puntualiza Ribas.

La temporada de caza quedó oficialmente abierta el primer domingo de octubre y se prolongará hasta el primer domingo de enero: «Se presenta bien porque ha llovido mucho y por ello la cría de la perdiz ha ido bien. El conejo, sin embargo, no creemos que sea tan bueno porque han sufrido dos enfermedades en verano muy comunes en esta especie, la mixomatosis y la neumonía vírica». A estos dos amigos les gusta cazar perdices y becadas, pero también existe la modalidad de conejo con podenco ibicenco, también muy extendida entre los aficionados a esta práctica.

M. J. Real