El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó ayer la resolución de la Secretaría de Estado de Cambio Climático de 1 de septiembre por la que se formulaba la declaración de impacto ambiental favorable para la conversión de la calle de rodadura en pista de contingencias (para que, en caso de accidente, se pueda usar para despegues y aterrizajes y no sólo para maniobrar los aparatos).

En dicho documento, y con el fin de atenuar los efectos más graves de la contaminación acústica que provocan las operaciones de las aeronaves en sus fases de aproximación y salida, se apunta la propuesta de un plan para que, antes de 2012, se insonoricen más de 720 viviendas.

Los trabajos se centran en las casas expuestas a más de 65 decibelios en horario diurno, cifradas alrededor de las 380, o las que perciben ruidos de más de 55 decibelios entre las 23'00 y las 07'00 horas. En este caso, las viviendas incluidas en esta franja son 570 pero con la puesta en funcionamiento de la pista de rodadura podrían alcanzar las 690 dentro de tres años.

Estas casas se encuentran ubicadas en Sant Josep, al este del aeropuerto, de forma diseminada en el entorno de la pista y de forma concentrada en la franja de Platja d'en bossa. En horario nocturno, las molestias se incrementan y las viviendas afectadas se sitúan también en el término municipal de Vila y a aquellas casas situadas muy cerca del aeropuerto, tanto al norte como al sur de las instalaciones.

Más protección

El plan de aislamiento se amplía, a petición del órgano emisor de la declaración de impacto ambiental, a los hogares en la franja de ruido de más de 60 decibelios (50 en horario nocturno). Esta nueva horquilla englobaría dentro de tres años a 723 viviendas.

La condición que se pone para acceder a la campaña de insonorización es que las viviendas dispongan de licencia de obra con fecha anterior a la publicación de la declaración de impacto ambiental. El plan de ejecución debe estar listo en medio año aunque su ejecución se alargará hasta 2012.

Esta es la medida fundamental que se plantea para aminorar el impacto del ruido de los aviones pero no es la única. Por un lado se limitarán las pruebas de motores y por otro se modificarán procedimientos operativos para evitar el sobrevuelo de poblaciones a baja altura, cambios para rebajar el ruido en los despegues, o «ayudas a la navegación que permitan seguir las trayectorias con menor dispersión».

Esto será tras las obras. Durante las mismas, también se adoptarán medidas, entre las que destaca un vallado «rígido y fonoabsorbente» que cubrirá a las viviendas «situadas al norte de la cabecera (de la pista) 06» y que tendrá 400 metros de longitud y una altura de tres.

Los trabajos podrían afectar a cinco bienes patrimoniales (casas, norias, albercas y molinos) en la zona nororiental del aeropuerto y a tres yacimientos arqueológicos. En la declaración de impacto ambiental se acepta la necesidad de documentar exhaustivamente todos los elementos susceptibles de tener valor histórico o cultural. Incluso se reconoce la posibilidad de efectuar traslados selectivos de algunos elementos.

La declaración de impacto ambiental favorable incluye la creación de mecanismos que permitan comprobar que se siguen las recomendaciones prescritas y que determinen los posibles impactos de las obras en fauna, vegetación y resto de elementos del entorno.

La denominada 'Comisión de Seguimiento Ambiental' deberá estar constituida en medio año como máximo y que contará entre sus integrantes a representantes del Ministerio de Medio Ambiente, AENA, Govern, Consell y los ayuntamientos de Sant Josep y Eivissa.

Del programa de vigilancia ambiental el BOE únicamente apunta que se designará a un responsable del mismo durante las obras y que, una vez acabadas, se mantendrá un seguimiento para determinar los impactos de la actividad del aeropuerto en los lugares de la Red Natura 2000. Igualmente, se realizarán las mediciones acústicas en las zonas pobladas y se hará un control del nivel freático de las aguas, así como de la calidad química de las mismas.