Eivissa, por tradición, se debe a los deportes acuáticos. Es por esto que una de las actividades más populares entre los turistas en verano es el buceo. Entre los atractivos del mar ibicenco se encuentra la posidonia, Patrimonio de la Humanidad, o las especies acuáticas endémicas, todo un paraíso para los amantes del mar y la aventura.
Los más de 200 kilómetros de línea costera de la isla hacen que los lugares para bucear sean infinitos y todos diferentes el uno del otro. Entre los más conocidos entre los buceadores ibicencos, sa Cova de ses Llagostes, el islote de sa Conillera o la amplia zona que hay entre Cala Salada y Cala Gració. En general, la zona de Sant Antoni se presenta como un lugar excelente para inmersiones profundas. Eso sí, si hay un lugar históricamente prohibido, esa es la zona de es Vedrà. Numerosas leyendas avalan el hecho de que traicioneras corrientes ponen en peligro el submarinismo. Además, algunos testimonios de buzos profesionales coinciden en señalar que, una vez se produce la inmersión en la zona, ruidos de lo más extraños se escuchan entre las cavidades rocosas del legendario islote. Es por esto que es Vedrà ha sido siempre un lugar misterioso por descubrir.
Pero la actividad submarina no se acaba en la zona de Sant Antoni. Para los aficionados a este deporte, existen escuelas de buceo tanto en las playas de ses Salines como en Platja d'en Bossa. Estas escuelas proporcionan al buzo todo el material necesario para realizar una jornada bajo las aguas de Eivissa y disfrutar de un día absolutamente diferente.
Desde hace algo más de un año, existe otro reclamo turístico para bucear. Se trata de la zona del barco hundido Don Pedro. Sin embargo, para bucear por estas aguas se requiere una certificación mínima, ya que podría ser algo peligroso para los intrépidos aventureros que se atrevan a explorar esta zona.
Marina Bonet
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