EIVISSA

L.AVERSA/G. ROMANÍ

Cambian comidas de autoridades por escuetos aperitivos, suprimen fuegos artificiales en pueblos pequeños, dejan de lado los músicos de gran caché a cambio de grupos locales y hasta ahorran en los trofeos deportivos para que sean más económicos que en épocas de bonanza. Todo malabar es poco en las concejalías de Fiestas de los ayuntamientos pitiusos, con tal de que las celebraciones populares sigan adelante aunque haya que apretarse bien el cinturón.

Así lo explican concejales de Fiestas de los municipios más grandes de la isla como son Vila, Sant Antoni, Sant Josep y Santa Eulària. Pueblos donde los presupuestos fueron más que generosos los últimos años pero que a partir de 2008 han empezado a resbalar por una pendiente, con diferencias de hasta 200.000 euros entre un año y otro. Éste es el caso de Vila. «En 2008 ya tuvimos que empezar a reducir eventos porque nos azotó la crisis, y cuando más lo estamos sufriendo es este año, que va a ser un poquito peliagudo incluso llegar a las fiestas de Navidad», explica la concejala, Sandra Mayas, que asegura que este año su departamento cuenta con 500.000 euros de presupuesto, que ya quedan lejos de los 700.000 euros de 2008, pero aún más de «los años de esplendor» como 2006, con 880.000 euros, y 2007, con 970.00 euros.

'Foguerons'

Y así, por el momento, donde antes había una falla valenciana para la Nit de Sant Joan, ahora sólo están los foguerons populares en los barrios; por lo pronto no volverán las chirigotas de Cádiz en carnaval ni los espectáculos infantiles de gran formato como Fofito o Santa Justa Clan, y ni hablar de la fiesta de Nochevieja en el polideportivo de Es Pratet, que ya se suprimió este año y que, según la concejala, tampoco se hará para recibir el 2010 por su altísimo coste de producción. Una producción de eventos, por cierto, que ahora tienen que sacar adelante los propios trabajadores del Consistorio cuando antes se contrataban a empresas especializadas.

Sant Antoni también tacha con un lápiz todos aquellos eventos que ahora, con la crisis, se vuelven totalmente prescindibles. Su presupuesto se ha reducido en 100.000 euros este 2009, más de un 20%, pasando de los 450.000 a los 350.000 euros. «Quitamos cosas que la gente no aprecia pero intentando que los programas sean igual de atractivos», apunta la concejala, Lidia Prats. El ahorro, en este municipio, llega «suprimiendo los fuegos artificiales en los pueblos pequeños», comprando «trofeos más económicos para los clubes deportivos», eliminando algún que otro aperitivo, y celebrando conciertos «con artistas menos importantes y con caché más bajos, pero con entrada gratuita para la gente», destaca.

En la misma línea se mueve Sant Josep, que, aunque sólo ha rebajado 30.000 euros de presupuesto de 2008 a 2009, (de 310.000 euros a 280.000) la concejalía de Fiestas tiene la premisa de «ir con cuidado y no gastárselo todo si no hace falta». «Por ejemplo cuando vino Sant Pepe Rock, el concejal de Fiestas quería traer un grupo de primera y montarla grandísima pero le tuvimos que decir que este año no tocaba. Y trajimos a Tequila que está bien pero que no tiene un caché muy grande», explicó la concejala de Gobernación, Paquita Ribas. «¿Cómo era en épocas de bonanza? Cuando llegamos al Ayuntamiento nos encontramos que el PP presupuestaba una cosa y después gastaba mucho más, entonces si había 150 gastaban 400, pero no pasaba nada», ironiza la edil.

Filosofía

Y a falta de cifras, en Santa Eulària explican su filosofía. «Precaución y contención, con iniciativas valientes, creativas y un poco austeras», detalla el concejal de Fiestas, Salvador Losa, cuyo ajuste ha ido directamente al estómago de los propios políticos, al cambiar «una comida que se hacía para las autoridades por un catering». También se resiente la música en vivo, evitando a los grupos de fuera para no gastar «en desplazamientos, dietas y alojamientos» que encarece y mucho el precio del espectáculo. Todo enfocado, según Losa, a «reducir el presupuesto, con unas fiestas participativas y buenas, pero sin política de despilfarro», concluye Losa.

Aún así, aunque haya que reducir cifras, darle vueltas a los números y tirar de la creatividad ciudadana a causa de la crisis, todos los ediles coinciden en que las fiestas son más necesarias por eso mismo, para relajarse un poco en estos tiempos difíciles.

En Sant Joan la Comisión de Fiestas no sólo mantiene su presupuesto que ronda los 30.000 euros sino que lo ha aumentado hasta 40.000, gracias a un incremento de la subvención del Consell. Su presidente, Vicente Vidal, explica que con este dinero celebran «las fiestas de Sant Joan, el carnaval y el día de Reyes», y que lo logran también con comercios o empresas colaboradoras y con «los bocadillos, hamburguesas y bebidas» que venden en las celebraciones. «A nosotros no nos ha afectado la crisis, tenemos incluso más que otros años», apunta Vidal. Más de lo mismo ocurre en Formentera, que con 175.000 euros sacan adelante la fiestas de Sant Jaume (75.000) las de Carnaval (10.500), las de Sant Ferran (20.000), las del Carmen (20.000) y las de Nadal (45.000 euros). Asimismo el Consell reparte unos 15.000 euros entre todas las comisiones de los pueblos, que este año no disminuirán a pesar de la crisis.

EIVISSA

Grandes ahorros. El Ayuntamiento de Eivissa es el que más ha recortado en tan sólo un año, pasando de gastarse 700.000 euros en 2008 a 500.000 euros en 2009. Esto significa el fin momentáneo de los grandes espectáculos infantiles, la supresión de la fiesta de Nochevieja, de las chirigotas de Cádiz, de las fallas en Sant Joan e incluso que la producción de los eventos se deban desarrollar desde la misma concejalía.

SANT JOSEP

De la nieve al piragüismo. Si antes se podía afrontar un viaje juvenil a la nieve ahora se cambian por aprender piragüismo en las costas del municipio, algo que evita el coste del transporte. Sant Pepe Rocks, la cita anual con la música en vivo en el municipio también ahorra trayendo grupos más baratos. La premisa en la concejalía de Fiestas es «no gastarse todo el presupuesto si no hace falta».

SANTA EULÀRIA

Sin comida para autoridades. Si antes el Ayuntamiento solía invitar a comer a los políticos insulares y municipales, ahora el encuentro se disfruta con un catering que es más barato. También se suprimen los conciertos con grupos de afuera en favor de los músicos locales, para evitar gastos de desplazamiento, dietas y alojamiento, que encarecen y mucho el caché de los artistas.

SANT ANTONI

Sin fuegos en los pueblos. El Ayuntamiento de Sant Antoni prescinde de los fuegos artificiales en los pueblos pequeños del municipio en favor de las fiestas grandes como Sant Bartomeu. También ahorra en trofeos más baratos para los deportistas, en grandes caché para la música en vivo y en aperitivos. Para los directos, prefieren grupos más económicos pero que la entrada sea gratuita.

SANT JOAN

Barato como siempre. En este municipio, la Comisión de Fiestas se arregla con su presupuesto que este año alcanza los 40.000 euros, gracias a una subvención del Consell, del Ayuntamiento, la venta de bebidas y comidas y la aportación de empresas y comercios colaboradoras de la zona. Una partida que no sólo no bajó sino que aumentó con respecto al año pasado en unos 10.000 euros.