La primera rectora de la Universitat balear ya ha atravesado el ecuador de su mandato, y a estas alturas es capaz de mirar hacia atrás para realizar ciertas valoraciones y, sobre todo, hacia delante para asegurarse de que cumplirá con sus objetivos.

-Ya no hay marcha atrás, pero ¿está la UIB preparada para Bolonia?

-En cuanto a la adaptación de estudios e infraestructuras, sí, al menos yo estoy contenta, porque hemos logrado adaptar todas las aulas de tamaño medio y pequeño, algo que no todas las universidades han podido hacer. Ahora, también digo ya que de cara a un futuro no muy lejano nos va a faltar espacio. Desde el momento en que se desdoblan los grupos, aunque se optimicen los horarios, es evidente que faltan aulas.

-¿Qué nueva infraestructura es más urgente?

-Ya hemos avisado al Govern de que es urgentísima, por lo pronto, la construcción del edificio Interdepartamental II, destinado a los estudios de Enfermería y Fisioterapia, cuyo proyecto ya se ha quedado pequeño, por lo que hay que retocarlo. Pero existen más necesidades, como la ampliación del Centro de Tecnologías de la Información. Por no hablar de las infraestructuras caducas, como el prefabricado, con más de 12 años de existencia y serios problemas, que tendría que desaparecer y ceder este espacio a un edificio de posgrado.

-¿Y el presupuesto para el primer curso de aplicación del Plan Bolonia será el adecuado?

-Para empezar sí, creo que podremos iniciar el curso muy dignamente, pues para este año sí tenemos el presupuesto necesario. Ahora, a partir de aquí, de cara al año próximo, hemos dicho a la Conselleria d´Educació que las previsiones de profesorado son de dos millones de euros de incremento al año y eso es algo que hay que negociar.

-¿Qué cifra se va a pedir?

-El presupuesto actual es de 92 millones y el incremento mínimo son esos dos millones, pues sólo para gasto de personal se requiere medio millón. A ello hay que sumar el incremento de profesorado necesario para llevar a cabo el Espacio Europeo de Educación Superior y lo necesario para infraestructuras. No sé cuánto se nos dará, pero, insisto, con menos de dos millones más para plantilla no vamos a ningún sitio, es lo mínimo para la supervivencia.

-Hay demasiadas carencias y en un momento crítico...

-Es cierto, pero tampoco no olvidemos que partimos de un campus que nunca fue objetivo I de los Fondos Feder de la UE, cosa que sí han sido la mayor parte de los campus universitarios españoles, y eso se nota. Sólo muy al final hemos entrado en objetivo II, lo cual quiere decir que sólo hemos podido recibir dinero de Europa para algunas infraestructuras dedicadas a I+D.

-¿De quién es la culpa?

-Pues es culpa de que teníamos un PIB muy alto y fuimos declarada una comunidad rica y, sinceramente, de que tampoco se luchó en su momento, cuando entramos en la UE, para que se tuviera presente la peculiaridad de la UIB.

-Ahora se iniciará una lucha 'fratricida' entre las universidades por captar nuevos alumnos...

-Sobre todo me preocupa captar estudiantes de posgrado, pues estos estudios van a ser la seña de identidad de las universidades y en este sentido no estamos en mala posición. En cuanto a los alumnos de grado, la crisis provocará que muchos jóvenes tomen el camino del Bachillerato y eso se reflejará en la UIB en unos años.

-Y para atender a estos alumnos de fuera también faltan infraestructuras, ¿no?

-Es otra de las cosas que me preocupan, pero al menos estamos ya en negociaciones para la construcción de viviendas protegidas en el campus, que construirá un promotor, es decir sin que la UIB ponga dinero, donde podrán residir los estudiantes de posgrado pagando un alquiler de entre 200 y 300 euros, los alumnos de Erasmus o los profesores visitantes. Esos pisos también podrían dar la oportunidad a nuestros jóvenes de independizarse mientras estudian.

-¿Es momento de hablar de nuevos estudios?

-Bueno, lo cierto es que ya trabajamos en Medicina, Seguridad Pública, Relaciones Laborales y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, el antiguo INEF.

-¿A día de hoy se presentaría a la reelección?

-Sí, a día de hoy me presentaría.

-¿Acaso nunca se pregunta por qué se metió en este 'lío'?

-Hay días en que me lo pregunto, sobre todo cuando te encuentras con problemas de financiación que son insolubles y te desesperas; pero en el fondo sabes que estás aquí para mejorar las cosas y vale la pena.

-¿Entendió la protesta de los anti Bolonia?

-No, era un movimiento con raíces externas a la UIB y no tenía ningún fundamento. La verdad es que ahora no optaría por la misma postura, no actuaría igual, pues nos costó dinero y creo que le costó prestigio a la universidad pública, pues se dio la sensación de que la que lo hacía mal era la universidad pública, y es que en las privadas no hubo protestas.

-El capítulo de Román Piña tampoco ayudó...

-Me dolió el tratamiento que se dio en algunos medios. Son episodios que no favorecen a la universidad y eso me sabe mal. En relación a los profesores eméritos urge un cambio de normativa, que contemple un único periodo de 3 años, sin renovación posible, pues somos la única universidad española que conserva la posibilidad de renovación.

-¿Está conforme con la presencia que tiene la UIB en la sociedad?

-Sí, creo que la universidad debe estar presente y pronunciarse, pero más a través de los técnicos, de los expertos, que del equipo rectoral. Cuando se nos consulta, contestamos, pero lo que no hacemos es pronunciarnos cuando no nos preguntan.

-Ha trabajado en universidades extranjeras, ¿de qué país envidia el modelo universitario?

-Envidio el sistema francés de investigación y el prestigio que este país ha sabido darle al sistema universitario. Pero donde he trabajado más a gusto ha sido en Argentina.