El tirón de orejas que ha dado la Unesco a la Autoritat Portuària esta semana con la petición de que se paralice el proyecto de ampliación del puerto hasta evaluar sus efectos sobre el patrimonio ha desencadenado una polémica que la administración podía haber evitado si hubiera actuado con la diligencia necesaria. La APB, el Consell y el Ayuntamiento saben que el proyecto está bajo el punto de mira de los infatigables ecologistas y por eso es importante que hubieran cuidado todos los detalles, porque cualquier desliz que se produjera iba a ser aprovehado por sus enemigos, como así ha sido. Otra cuestión es el fondo del asunto. La Unesco quiere evaluar los efectos sobre el patrimonio ¿Cuáles? ¿Los que provocan los lodos que se extraigan del fondo y se depositen a 12 millas del puerto? ¿El impacto visual de la obra? No sé que pensará la Unesco, probablemente habrá otras alternativas de menor impacto en todos los sentidos, pero con impacto al fin y al cabo. ¿Y qué ocurré con la situación actual? ¿La Unesco se ha dado una vuelta por la Marina para ver cuál es el impacto que se genera sobre este barrio histórico, en el entorno de la ciudad amurallada, con la estación marítima más cutre del Mediterráneo en plena actividad? Sospecho que no, porque de ser así quizás en al año 1999 hubiera exigido que se modernizara el puerto antes de otorgar la declaración a Eivissa. Por cierto, ¿las chimeneas de Gesa también formarían parte del entorno?

DANIEL AZAGRA

Cardona, todo un detalle.

Es de agradecer que el ex conseller autonómico José Juan Cardona compareciera por fin ante los medios de comunicación ibicencos para hablar sobre el caso Scala. Bueno, del caso no habló, más bien utilizó su fino y escatológico lenguaje para defenderse de las acusaciones que sobre él y otros altos cargos del PP vierten sus ex subordinados. Es curiosa esta situación: los de abajo roban un dinero y pagan unas comisiones que los de arriba dicen que desconocen y encima van los de abajo, reconocen que robaron y además acusan a los de arriba de controlarlo todo, algo que éstos dicen que ignoran. Sigo sin entender porque nadie dimite.