El Pilar de la Mola acogió, un año más, la nit del foc con la que tradicionalmente se conmemora el solsticio de verano, un momento mágico en que al amparo del fuego se convierte en una noche de sueños, juegos y brujas. En la noche más corta del año en cuanto a oscuridad, pero la más larga para muchos debido a la fiesta, formenterenses y visitantes se agolparon en las inmediaciones de la iglesia del Pilar que es el punto clave de cualquier festividad en la Mola, a excepción de la Olimpiada Pagesa, para seguir sin perder detalle unas actividades que se saben cuando empiezan pero nunca cuando acaban. El fin de semana ya hubo una previa, la fiesta flower power, que congregó a una multitud que bailó hasta la salida del sol, que muchos aprovecharon para verlo desde el faro, como se supone lo hicieron también anoche tras una completa velada que ofreció espectáculo y diversión a cuantos subieron hasta la Mola. Las actividades comenzaron a las ocho de la tarde con la tradicional muestra de ball pagés a la que siguió la obligatoria torrada popular y el momento más importante para muchos, en especial los mayores, vino a continuación, la actuación de Aires Formenterencs con sus canciones más populares que el público corea de forma incesante. Poco antes de la media noche el toque de atención con la gaita payesa y luego la magia del fuego, el instante en que lo divino y lo humano se alzan al unísono en pos de las estrellas. Con todo reducido a cenizas dos actuaciones de carácter bien distinto en primer lugar Mas Maera 'flamenquito ueno' como dice el cartel de fiestas y posteriormente, nunca a las dos como dicen los organizadores 'Big Yuyu' que hace una mezcla explosiva de blues, funky y soul para que todos los asistentes encontraran su ritmo y su momento para soltarse a bailarÂ… y luego la noche se extinguía porque el día la perseguía.