Las Pitiüses permanecieron ayer incomunicadas por vía aérea durante unas tres horas debido a la declaración de baja de tres de los cuatro controladores del turno de tarde, informaron fuentes conocedoras del suceso y confirmaron desde AENA. La paralización de los vuelos durante el descanso obligatorio del único regulador activo provocó el retraso de 16 vuelos, la cancelación del aterrizaje del avión de Vueling que procedía de Alicante y la frustración de cientos de pasajeros afectados.

Al parecer, la secuencia de los acontecimientos se inició a las 14'30 horas, cuando los cuatro controladores debían iniciar su turno, que debía durar hasta las 22'15 horas. «En el momento de empezar, tres de ellos dijeron que estaban de baja, algo que se investigará y se pedirá que aporten la documentación médica que lo acredite», explicaban desde AENA. «Como es habitual, se buscó a compañeros de los operadores que estuvieran dispuestos a cubrir el turno pero nadie se ha prestado», añadieron.

Descanso obligatorio

A partir de ahí, el único controlador operativo decidió agrupar su descanso reglamentario (un tercio de su jornada) para afectar menos al servicio y permitir que se regulara mejor y de forma más segura el tráfico en es Codolar y para que se pudieran replantear las salidas desde otros aeródromos.

El aviso de 'restricciones aeroportuarias' preveía una suspensión de actividad desde las 18'00 hasta las 21'00 horas «aunque de forma efectiva tiene lugar desde el momento en que aterriza el último avión en vuelo, ya que no se pueden dejar tres horas en el aire».

El primer vuelo de salida afectado fue el Vueling con destino a Barcelona que debía partir a las 18'40 horas y que, finalmente debía despegar a las 21'45 horas. Las primeras salidas programadas se debían producir a las 21'40. Se trataba de un Ryanair con destino a Londres y un Spanair de la conexión con Madrid.

En cuanto a las llegadas, el primer vuelo retrasado fue uno de la misma compañía y con salida desde la Ciudad Condal que debía tomar tierra a las 18'05 y fue atrasado hasta las 21'15 horas. El primer aparato en aterrizar tras el parón fue un Vueling procedente de Bilbao que lo hizo a las 20'57 horas, dos horas y siete minutos más tarde de lo previsto. Durante el tiempo de paralización, el operador de pantalla tan sólo estaba obligado a atender servicios de urgencia, aparatos con problemas o vuelos de estado, según explicaron fuentes del sector aeroportuario.

Escasa información

Mientras se producían estos problemas en la torre de control de es Codolar, algunos pasajeros lamentaron la escasa información que se facilitaba a los afectados. Las compañías, aseguraron, contestaban a los pasajeros que se trataba de restricciones del aeropuerto y que debían preguntar a AENA sobre las causas.

En otras pistas, como en Son Sant Joan, algunos usuarios lamentaron que «primero, la compañía nos daba excusas confusas, aunque después una azafata nos dijo cuál era el problema».

El detonante del caos de ayer podría encontrarse, según fuentes del sector, en un enfrentamiento entre AENA y los controladores por sus condiciones de trabajo, el cual podría haber vivido un episodio similar de 'cierre' del aeropuerto si el único controlador de servicio, de 64 años de edad, se hubiera negado a hacer un turno de 10 horas continuadas.

Según estas mismas fuentes, que no ponen en duda que se pueda haber producido la baja simultánea de tres trabajadores, los empleados no estarían dispuestos a aceptar cubrir bajas o servicios más allá de lo exigible por un problema interno referente al equipamiento y condiciones de trabajo en que desempeñan sus funciones, por lo que apuntan que podrían volver a producirse paralizaciones similares más días.