Las panaderías y pastelerías del archipiélago registran un 30 por ciento menos de ventas debido tanto a la actual crisis económica como a la pérdida de clientes que sufren a consecuencia de las ofertas realizadas por otros establecimientos que también venden pan como los supermercados o las gasolineras. Este hecho ha provocado que hayan cerrado 50 establecimientos durante el último año, de los 300 que hay en Mallorca.

Durante la presentación de la campaña de promoción de los productos de horno y pastelería, el presidente de la Associació de Forners i Pastissers, Miquel Sbert, remarcó que los hornos tradicionales «no pueden competir» con los precios de pan ofrecidos por los grandes hipermercados, ni con el horario de las gasolineras aunque, según señaló, sí con «la calidad del servicio y del producto».

Así, indicó que uno de los problemas de las panaderías es que no tienen una clientela joven puesto que las personas menores de 25 años acuden a comprar pan a estos otros comercios. Asimismo, destacó otro problema de la profesión como es que prácticamente no existe relevo generacional.

Por otra parte, manifestó que el descenso en las ventas es mucho más acusado en las pastelerías que en las panaderías. En estas últimas, según mantuvo, se elaboran «más piezas de pan pero más pequeñas», es decir, «se venden más piezas pero menos kilos», añadió.