El 4 de agosto de 2005 se declaró el último gran incendio que ha habido en Eivissa, el de la sierra de Morna. En menos de diez horas arrasó casi 30 hectáreas de bosque de una zona de difícil acceso llamada sa Font des Verger, entre los municipios de Santa Eulària y Sant Joan. Durante días, las dotaciones contraincendios estuvieron vigilando y refrescando la zona para evitar que las llamas rebrotaran.

Cuatro años después, el Institut Balear de la Natura (Ibanat) ya ha plantado 4.000 ejemplares de especies autóctonas para reforestar la sierra después de realizar otras labores necesarias como son la retirada de árboles quemados, la trituración de restos y la formación de terrazas para evitar la erosión.

En total, se han plantado 1.707 algarrobos, 243 acebuches (ullastre), 285 sabinas, 449 coscojos, 281 arrayanes, 166 matas, 345 lavandas, 400 romeros y 157 olivillos. Todas ellas plantas autóctonas que ya había previamente en la zona, donde la vegetación predominante eran los pinos.

Además de esta plantación, también protegió la regeneración natural del pinar que se da sin la intervención del hombre.

Uso de mulos

La superficie que quemó este incendio fue de 29 hectáreas de pinar. Lo primero que hicieron los operarios fue retirar los troncos con mulos y tractor. Más tarde formaron terrazas con los troncos quemados, trituraron los residuos y por último repoblaron la zona.

El sistema de retirar los troncos con mulos fue necesario por tratarse de un terreno abrupto en el que la utilización de otros métodos genera una mayor erosión. El tractor, que tiene un menor coste, se utilizó para las zonas más llanas de este espacio de difícil acceso.

La técnica de usar árboles quemados para formar terrazas se empleó al ser la más indicada para reducir los problemas de erosión, además de que esta formación disminuye el riesgo de incendios y se usa habitualmente en zonas abruptas como esta.

En este caso se hizo también necesaria la trituración de residuos, según explican desde el Ibanat en un informe, ya que disminuye el peligro de incendio y facilita la descomposición de materia orgánica, además de que aporta los nutrientes necesarios para recuperar el bosque.

Sacar los pinos con cabestrante costó 8.700 euros, el desbroce mecanizado 4.000, el manual 3.120 y sacar los pinos con tracción animal elevó el presupuesto a 2.844 euros.

El Institut Balear de la Natura ya hace algún tiempo que terminó la reforestación, pero constantemente revisa los árboles y las especies que se plantaron para comprobar si siguen creciendo adecuadamente. En caso de que no sea así, se procede a su sustitución.

En su día se reservó una parcela en la que no se ha realizado ninguna actuación para poder apreciar cómo se desarrolla la repoblación natural sin intervención humana. De esta forma se puede comprobar si los trabajos realizados sirven para facilitar la recuperación del bosque con mayor rapidez.