La brigada que está limpiando ses Feixes de Talamanca lleva pocos días de trabajo, pero ya ha retirado chatarra para rellenar tres camiones y ha desbrozado malas hierbas y cañas para colmar otro. En diferentes puntos están amontonando también baterías, neumáticos y restos de obra para reciclarlos adecuadamente.

La limpieza está siendo una caja de sorpresas, porque aseguran que incluso los vecinos de la zona están «alucinados» de la cantidad de desechos que están sacando. Numerosas baterías de coche, neumáticos, restos de obra y animales muertos se encuentran entre los hallazgos. Incluso han aparecido dos jeringuillas. «Cada día encontramos algún residuo peligroso», destaca uno de los trabajadores.

La directora insular de Medi Ambient del Consell, Marisol Torres, explica que también han detectado que al acopiar los residuos en un punto concreto para luego retirarlos con camiones ha habido ciudadanos que han aprovechado para verter allí más desechos. Por este motivo, el conseller de Mobilitat, Albert Prats, hizo ayer un «llamamiento para que la gente colabore y no tenga la hipocresía de quejarse de que todo está muy sucio y venga aquí a tirar la basura».

Uno de los residuos más habituales son los restos de obra. De hecho, un trabajador explica que cada día encuentran basura nueva, lo que hace pensar que ses Feixes son un vertedero habitual para muchos desaprensivos. «Debería haber un vigilante siempre», añade este operario ante el conseller, quien le recuerda que este espacio cuenta con cierta protección, pero no es un parque natural y los terrenos son privados. De hecho, el trabajo es lento porque hay que contactar y pedir permiso a todos los dueños de casas y terrenos de la zona. Con varios de ellos ya han hablado y cuentan con su permiso para retirar por ejemplo los palés de obra que taponan algunos de los canales más cercanos a las casas. En algunos casos también se blanquearán las viviendas y sus muros para mejorar la estética de toda la zona.

La brigada está formada por 20 peones y dos capataces que estaban en paro y ya no recibían ningún tipo de prestación. Han sido contratados por el Consell a través del fondo de contingencia contra la crisis. Varios de ellos aseguran que el trabajo es «muy duro», pero no se quejan porque por fin han encontrado un empleo. Es el caso del capataz de la brigada de medio ambiente, Jordi Fajula, que reconoce que no es una labor fácil, pero recuerda que para él ha sido una oportunidad porque estaba en paro desde el 20 de septiembre de 2007.

Los trabajos son complicados también por la humedad y el calor, por lo que es probable que en agosto, el mes más duro, les den vacaciones.

Por ahora sólo están trabajando en la zona los empleados de la brigada de medio ambiente, pero más adelante empezarán los de patrimonio, que ahora mismo están arreglando la zona de es Cuieram. Ellos serán los encargados de restaurar los portales de feixa, muchos de los cuales están ahora medio derruidos o en mal estado. De hecho, los operarios medioambientales están limpiando previamente de vegetación los alrededores de los portales, que antiguamente daban acceso a los huertos rodeados de canales.

Tampoco se ha comenzado todavía a drenar los numerosos canales que hay en la zona porque es época de nidificación y los trabajos podrían afectar a las aves. «Se hará en agosto, septiembre y octubre», explicó el conseller Albert Prats, que recordó que las brigadas trabajarán durante seis meses con un coste para el Consell de 250.000 euros. Los ayuntamientos de Eivissa y Santa Eulària también colaboran contactando con los propietarios y retirando los residuos.

Prats no sabe lo que les dará tiempo a hacer en seis meses, porque hay muchos portales de feixa y no todos se podrán restaurar. También el trabajo de limpieza de cañas y malas hierbas es muy lento, porque se hace todo manual.

Hace pocos días empresarios de la playa de Talamanca se quejaron porque los operarios acumularon varias bolsas de basura cerca de la playa, resultantes de la limpieza. Torres explicó ayer que se retiró al día siguiente. Sin embargo, los trabajadores se encontraron después junto a estos residuos numerosas cajas de pescado podrido que han dejado un intenso olor en la zona. «En vez de colaborar se ha perjudicado», lamentaron los políticos.