Momento de una de las actuaciones que tuvo lugar este fin de semana en memoria del fallecido Xevi Collellmir.

Muchas de las personas que asistieron como público al homenaje al artista Xevi Collellmir que tuvo lugar este fin de semana en la escuela de clown de Eric de Bont, ubicada en la carretera de Sant Josep a Sant Antoni, lo conocían de haberlo visto actuar en el puerto, su lugar de trabajo durante algo más de 15 años. Otra parte de los asistentes no quisieron perderse este emotivo, pero también divertido adiós, por la amistad que mantenían con este clown catalán. Incluso hubo quien llegó desde lugares tan lejanos como Israel.

Xevi Collellmir sintió la llamada del teatro cuando formaba parte de los Escolapios, donde hizo amigos para toda la vida. Más tarde empezó a estudiar Psicología en la Universidad de Barcelona, estudios que complementaba con trabajos como pintor, ceramista o taxista y, en verano, como pastor de vacas en los Alpes. De espíritu viajero, durante su juventud visitó países tan diferentes como Marruecos, Grecia, Alemania o Brasil. Su pasión por el teatro llegó en Camerún, donde en 1983 salió de gira con el circo Regland. Allí comenzó su trayectoria como payaso. Ya de vuelta a tierras catalanas se convirtió en el primer hombre estatua de las ramblas con su número El músico desconocido. Su relación con Eivissa empezó hace 15 años con las primeras actuaciones por el puerto de Eivissa donde arrancó más de una sonrisa a pequeños y mayores.

La cita comenzó cerca de las 20'00 horas y estaba previsto que finalizara a las 23'00 horas, pero no fue posible por las más de 80 personas que quisieron actuar para recordar algunos de los números más recordados de Xevi, como el Concertino en do menor con moscas, o bien hacer regalos en su memoria, como el árbol jacarandá que Cecilia y los miembros de esta escuela de clown plantaron en el jardín de las instalaciones durante la pausa entre las dos partes. A las actuaciones de mímica, música y clown se unieron los cuentos, muchos de ellos sobre la muerte. «A pesar de ser un tema tan duro ha sido una celebración muy grande en honor a la vida y, en concreto, a la trayectoria vital de Xevi Collellmir. Fue muy emotivo», señaló Encarna de las Heras, codirectora de la escuela Eric de Bont con quien Xevi mantuvo muy buena relación.

«Vino un verano a hacer un curso de dos meses y nos hicimos muy amigos de él», precisó De las Heras, quien destacó que quizá el punto más emotivo de esta velada del adiós fue la presencia de gente que no lo conocía personalmente, pero sí lo había visto actuar en alguna ocasión por las calles del puerto: «Ha sido un homenaje a Xevi como persona, como amigo, pero también ha sido un reconocimiento al Xevi artista de la calle, que es uno de los géneros menos valorados en la interpretación».

María José Real